Y ¿quién no se acuerda de Wendy? Personaje de Disney, siempre tras Peter Pan y dando su vida por atender a los "niños perdidos".

Cuando hablamos del Síndrome de Wendy nos referimos normalmente a una mujer (en algún caso hombre) con necesidad de satisfacer a los demás buscando sentirse esencial, necesaria y que vive con temor a sentirse rechazada. Su inseguridad hace que viva con la necesidad de cuidar a quien le rodea ya que ésta es la única manera en la que se siente útil y válida, pero la sobrecarga de tanta responsabilidad hace que no se sienta feliz, sino agobiada, frustrada e infravalorada, apareciendo en la mayoría de las ocasiones sintomatología depresiva.

Se trata de personas que conciben el amor como un sacrificio. Son muy emocionales y sumisas. Intentan evitar cualquier tipo de conflictos con otros, asumiendo incluso culpas que no les corresponden. Aunque no les apetezca, se sientan cansadas y tengan que sacrificar sus necesidades, insisten en hacer las tareas y asumir las responsabilidades de la otra persona. En una relación sentimental asume el rol de madre en vez de pareja, y con sus hijos actúa con excesiva sobreprotección. Son muchos los hombres que veo en consulta y me dicen: "Tama, yo no quiero una madre que me cuide, quiero una mujer para compartir mi vida".

En algún momento, la mayoría de las mujeres hemos llevado a cabo alguno de estos comportamientos, pero la diferencia está en que las mujeres con Síndrome Wendy, mantienen esta conducta por miedo al abandono y al rechazo. Personas con autoestima dañada que dan todo (le facilitan la vida al otro muchas veces complicándoselas ellas mismas), para sentirse necesitadas. La necesidad siempre genera dependencia y establecer lazos de este calibre no es saludable.

Lo principal es que esta persona detecte el problema e identifique este tipo de comportamientos. Muchas, a pesar del sufrimiento, normalizan la situación ya que el sentirse necesitada, les da seguridad. En resumen, deciden llevar todo el peso de la casa e incluso de la relación y así se sienten imprescindibles. Una forma engañosa de pensar ya que creen que disminuye la probabilidad de que su pareja rompa su relación porque la vida de éste pasaría a ser un caos. Lo que no se dan cuenta es que, aunque les cueste más o menos, si uno quiere, burro cargado busca camino.

Algunos consejos para quienes asumen el rol de Wendy:

1. Aprende a amar bien. "Si lo das todo por los demás, te quedarás sin nada". Debemos aprender a amar, sin morir en el intento. Sin dejar en segundo plano tu crecimiento personal, tus aficiones y descuidando tú autoestima.

2. Para poder hacer feliz a los demás, debes serlo tú primero. ¿De qué te sirve facilitarle la vida a los demás, si al hacerlo estás destruyendo la tuya? No eres su madre. Eres su compañera de viaje.

3. Importante practicar habilidades sociales como aprender a decir no y hacer críticas.

4. Busca tus espacios y aprende a ser autónoma sin depender de los demás y sin necesidad de que los demás dependan de ti. Eso no es amor, es apego y el apego no es sano. Te deben querer por lo que eres, por tus valores, por tus principios, por tu forma de ser, pero no solo por liberar de responsabilidades a otra persona que quizás, se sienta bien llevándolas a cabo.

Es muy común que una Wendy busque a un Peter Pan (con personalidad infantil que no quiera asumir responsabilidades) con el que pueda ejercer un papel maternal y sentir esa dependencia, necesidad por parte de su pareja.

Dejemos atrás esos personajes de antaño y transformémoslos. Seamos Wendys autónomas que hacen lo que quieren movidas por las ganas y no por el miedo al abandono.

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