Atención spoiler: llega la crisis de los accionistas. No lo dice cualquiera, lo aventuran los mayores empresarios de Estados Unidos (EE UU). Casi nada. La llamada Bussines Roundtable (tabla redonda de los negocios), una organización de la que forman parte 181 de las mayores compañías americanas -que entre todas suman 15 millones de empleados en nómina y unos 6.300 millones de facturación- acaba de divulgar una declaración conjunta que promete dar un vuelco total a cómo se deben de hacer los negocios a partir de ahora. Un órdago en toda regla. Lo relevante es que por primera vez estas compañías quieren abandonar la política de maximizar a tope los beneficios para satisfacer el voraz apetito de los accionistas, aquellos que, por otra parte, les suministran la sangre económica que precisan para seguir innovando, por ejemplo. Pues bien, eso ya no será tan relevante.

Ahora que los robots van haciéndose poco a poco con los puestos que antes ocupaban los humanos, el objetivo de estos empresarios es el de humanizar sus negocios. Tirando de términos anglosajones sería el dejar que los shareholders (los accionistas) estuvieran en el centro del negocio para que lo estén los llamados stakeholders (clientes, empleados, comunidades vecinales?).

El giro es total. El accionista ya no será el centro de las galaxias empresariales. Ya no serán el astro sol sobre el que todo gire. A partir de ahora lo serán los clientes y el entorno en el que opera la compañía, la región o el territorio en el que se asienta. Habrá más órbitas a las que atender y tener en cuenta. La Bussines Roundtable rompe así con 20 años en los que la prioridad había sido satisfacer al exigente accionista. Entre los firmantes figuran nombres de empresas tan reconocibles a este lado del bravo Atlántico como Amazon, American Express, Apple, Bayer, Deloitte, Ford, Mastercard, Pepsi o Visa. La flor y nata de la élite empresarial americana. Un lobby potente.

Este cambio de enfoque en los negocios lo resumía perfectamente Tricia Griffith, presidenta de la compañía de seguros Progressive Corporation. "Los consejeros delegados trabajan para generar ganancias y devolver valor a los accionistas, pero las compañías mejor administradas hacen más. Ponen al cliente primero e invierten en sus empleados y en sus comunidades", dijo. Las nuevas bases de lo que van a ser las empresas modernas están puestas.

La política de maximizar los beneficios a corto plazo para satisfacer a los accionistas había contribuido a la mala imagen de muchas compañías. Había generado hasta desconfianza. Pero las grandes han dicho basta. Ahora solo falta saber si la crisis del accionista llega también a Europa. Pero, ya saben, cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se constipa. Así que accionistas, vayan abrigándose.