El brexit sigue adelante de la peor manera, con la intención unilateral de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea, asumiendo un coste político y económico interno de amplio caldo social, sin solución a corto plazo.

Pero, claro, Gran Bretaña no es un país cualquiera y tenerlo al lado o en contra afecta de manera importante a la economía europea, española y canaria: una de las diez economías más importantes del mundo, con 66 millones de habitantes, una renta per cápita de 36.000 euros y un PIB de 2,4 millones de euros no es cualquier cosa.

Para colmo de males, la decisión unilateral de abandonar la UE, junto con la entrada en un periodo de estancamiento de su economía, han creado un entorno de desconfianza sobre su moneda, la libra esterlina, que ha desplomado su cotización frente al euro, menguando su capacidad de gasto turístico, que tanto afecta a las Islas.

Y afectan, no solo porque el turista británico tiene menos poder adquisitivo, sino que un incremento del desempleo privará de esa posibilidad a varios cientos de miles de ciudadanos, así como el incremento de las ofertas de países con divisa más débil que la británica se sumarán a una competencia como destino turístico, menguando las posibilidades de éxito de nuestra oferta al 30% del turismo que recibimos.

Todo ello si nos sentamos a observar lo que pasa y no nos dedicamos a administrar lo que recibimos diversificando o potenciando otros destinos consolidados o potenciales, con efectivas campañas de promoción y convenios para dotar esa oferta de plazas suficientes en vuelos con destino a las Islas.

Mientras gestionamos esta crisis que se avecina, no debemos olvidar que con la guerra de divisas y tasas fronterizas entre EE UU, Europa y China, se ha instalado una sensación de incertidumbre que está paralizando la inversión en todos los sectores, no solo el turístico, como se observa en los indicadores de inversión en oro, a la búsqueda de garantía de recuperación monetaria y refugio temporal.

Un punto de reflexión sobre la tendencia en el crecimiento económico para tener en cuenta en próximos presupuestos públicos, que deberán garantizar, no solo una renta para los desfavorecidos, sino una confianza cierta a inversores internos y externos en las bondades fiscales y económicas de Canarias para que el tren de la economía siga creando riqueza y empleo.