Es el pueblo de mi madre y de mis tíos Toño y Francisco. Por allí pasé ayer, por Guadá y su palmeral. Si pueden, vayan alguna vez. Se alquilan casitas que la gente está reformando. La gente busca siempre la playa, pero los extranjeros se vuelven locos buscando esos lugares más tranquilos y pagan lo que no está en los escritos. Ahora que están llegando menos turistas e incluso ha descendido el gasto (malas noticias) hay que cuidarlos mucho.

En Guadá solo se oyen las cañas del barranco al viento, y cientos de gallos que desde las cinco de la mañana parece que cantan ópera. Pero es especial. La zona está a reventar de mangos y mangas. Y de parchitas, fruta tropical que hemos adoptado tan a gusto. En la mañana, temprano es impresionante el olor y mirar los riscos. En la playa hay un follón de escándalo.

Valle Gran Rey está de moda. Me da que medio Tenerife está ahí metido. Somos así, nos gusta algo y allí vamos todos. Cientos de caravanas y chiquillos corriendo. No hay cobertura de teléfono en muchos sitios. El pueblo está atractivo y espero que el nuevo Gobierno Municipal sepa cuidarlo. Nuestro turismo depende de esa cercanía y de nuestra capacidad para ofrecer lo que no hay en otros lugares. Y no se me pongan celosos en otros municipios, les irá tocando a todos. La Gomera, es verdad que nunca hubo un lugar tan especial.