Había un famoso político socialista andaluz a quien sus propios compañeros consideraban un poderoso gafe capaz de producir cualquier desastre con su mera presencia. Es obvio que tal cosa carece de fundamento científico, pero de Despeñaperros para abajo somos muy dados a creer en los sahumerios.

La fama que le adornaba hacía sudar gruesos goterones a muchas autoridades cuando se enteraban de su inevitable asistencia a un acto. Uno de las más famosos al que acudió fue a la gloriosa botadura de una réplica de la nave Victoria, la primera embarcación que completó la vuelta al mundo al mando de Juan Sebastián Elcano. El acto, dentro del programa de la Expo 92 de Sevilla, se celebraba en aguas del puerto de Isla Cristina, en Huelva. Llegaron las autoridades. Llegó él. Se lanzó la nave al agua y a los veinte minutos se había hundido. Su cotización se disparó en la bolsa del mal agüero.

Y digo yo que si Ángel Víctor Torres no debiera tomarse muy en serio la posibilidad de que Clavijo le haya echado mal de ojo. O que tenga a su lado, sin darse cuenta, a un gafe de proporciones bíblicas. Porque este Gobierno no se guarece. Ha sido coger el mando y no le han dejado ni respirar de disgusto en disgusto. Como si le hubiera mirado un tuerto.

No digo ya por lo del incendio en Gran Canaria, que también. Porque llevábamos una larga temporada sin un siniestro tan potencialmente peligroso. Y no ha hecho Torres sino poner el trasero en la Presidencia y el primer verano le cae la del pulpo y en su propia isla.

El IGIC se bajó medio punto el uno de enero de este año. Y durante los cuatro primeros meses, batió un récord de recaudación, llegando a casi 650 millones de ingresos. Ha sido llegar las elecciones y es como si le hubieran echado una maldición guanche al cobro de impuestos, que se ha desplomado. La cosa calamitosa no acaba ahí. Porque es que también está cayendo el número de turistas que vienen a las Islas. Y no se puede decir que sea un fenómeno global, porque los visitantes al resto de España están subiendo más del 2% mientras que en Canarias han caído por encima del 4%. Y encima Ryanair anuncia que nos quitará cinco mil plazas aéreas a la vuelta de septiembre.

Y para rematar, al Gobierno anterior lo acusaban de que no se gastaba el dinero. Que no ejecutaba el presupuesto y les sobraba pasta. Que tenían un superávit impresentable para una comunidad con tantas necesidades. Llegan los nuevos. Y ¿qué es lo que pasa? Pues ni superavit ni leche machanga. Resulta que no hay un duro. Dicen que hay un pufo de quinientos millones de euros. O sea, que los nacionalistas se gastaron hasta lo que no tenían, con esa carita de no romper un plato.

Yo de Torres me pondría a buscar urgentemente dónde está el gafe antes de que esto pase a mayores.