Cuando aterricemos en Marte y en ausencia de marcianos y su código civil, en el planeta rojo primará el Derecho marítimo internacional. Ante vacío de legislación, rige la ley del mar. Lo que se encuentra en aguas internacionales abandonado es tuyo; quizás por eso aquel viejo salobre que capitaneaba el Prestige, rehusó a abandonar su petrolero en aguas internacionales por mucho que cuatro funcionarios de secano del Gobierno español así se lo sugiriesen y el tanque tuviera el espinazo quebrado vertiendo crudo al océano. Si tienes los cataplines salados, no dejas un bien a la deriva más allá de las doce millas territoriales. Lo que acontece en el espacio marítimo comprendido entre el sur de Italia y Libia es un escenario que, más allá de evidenciar que la Unión Europea carece de un discurso coherente, solido e unificado en materia de inmigración irregular, pone en jaque la normativa internacional y su adaptación a lo que en la mar pueda acontecer.

Escuché a un coronel de la Guardia civil en la Universidad de Verano celebrada en Tenerife comentar como la UE ha dotado de un servicio de guardacostas a Libia, o a lo que pueda quedar de la ex provincia romana. ¿Y qué responsabilidades imputa usted a la UE, principalmente a Francia, por terminar de desestabilizar Libia, catalizando el fin de Gadafi y sumiendo al país en lo que hoy es, un Estado quebrado en manos de facciones integristas relacionadas con el narcotráfico, la trata y el tráfico de armas y petróleo a dos horas en avión de Roma? Pregunta incomoda al señor comandante, respuesta evasiva y susurro al moderador; ¿quién es ese tocapelotas?

La comunidad internacional ha dividido el océano en polígonos de responsabilidad SAR -Search and rescue-; zonas donde los Estados ribereños se obligan a dar respuesta efectiva a la salvaguarda de la vida humana en la mar. Suena genial y en buena medida así acontece. El sistema funciona. España cumple e incluso excede sus responsabilidades. En la mar no se deja a nadie tirado y no se escatima en esfuerzo alguno; en eso somos ejemplares. Al amparo de este principio innegociable y sabedor que la comunidad internacional dará respuesta sí o sí, las mafias se aprovechan y hacinan almas en cualquier artefacto que flote destino a El Dorado del refugiado que empieza por el sur de Italia y España.

El Mediterráneo central es un osario de ahogados; el horror que escenifica el fracaso de Bruselas para solucionar nada. Europa es un antro de amoralidad. Los que embarcan, en lo que sea, en la costa libia, lo hacen tras pasar semanas hacinados en sótanos; gente que procede del corazón de África cuya aventura comenzó miles de kilómetros más al sur y que han pasado incontables lunas en descampados siendo vejados por tratantes y milicias hasta llegar a algún barrio de Trípoli y esperar su turno para morir ahogados.

Malta, tierra de cruzados e isla de Dios, no quiere más inmigrantes rescatados. La Valeta no tiene recursos y clama por la solidaridad del norte; sociedades obesas de discurso progre pero los negros que se los queden en Italia y España. El sur, eso es un problema del sur; esa es la única y verdadera política de la UE para solucionar este drama. Esa y la de untar voluntades y dirigentes en los países de salida; caso de Mauritania y Senegal en la vía canaria, adormecida ahora, ya despertará, y análogamente en Marruecos y la citada Libia, pasto del caos.

Después está el amarillismo buenista de no pocos medios de comunicación irresponsables que ni saben del tema ni hacen por informarse más allá del atrevimiento de los activistas a los que consultan. Me voy a mojar en mi opinión. Bravo por la iniciativa humana de las ONG que operan en la costa libia recogiendo náufragos. Bravo por su calidad humana, pues no se deja a nadie morir en la mar; otra cosa bien distinta es la responsabilidad de los Estados que comparten la zona SAR; Italia, Malta y Libia. No sé puede pedir nada a Libia pues es un país fallido campo del crimen organizado; tampoco a Malta, carece de medios y espacio, pero si a la poderosa Italia y su servicio de guarda costas. Italia debería dar respuesta, pero debe darla con toda la UE detrás de ella compartiendo la carga, el esfuerzo en medios y dinero. También tengo para las ONG estilo Open Arms o Sea eye que operan en la zona salvando náufragos y ahogados. No sé quién las financia e intento huir de las teorías conspiratorias tipo Soros y demás cuestiones apocalípticas, pero alguien debe poner el dinero pues mantener un buque en la mar, les aseguro es una ruina.

Completa el reparto los titiriteros políticos que por igual desconocen y quiebran las responsabilidades del convenio SAR en situaciones que no le competen a España, pero abren el puerto para ganar votos, salir en la foto y apuntarse un tanto electoralista recibiendo a una legión de desamparados en harapos. Desgraciados, oportunistas, no sabéis ni donde está Cirenaica? Insisto, por encima de todo, no sé deja a nadie en la mar.

*Centro de Estudios Africanos ULL