A l@s jóvenes, nos han llamado de todo, como si no hubiéramos hecho nada: Ninis, Millenials, Generaciones narcisistas, Generación Y, Generación impaciente, La del postureo a todas horas en Instagram y cualquier otra cosa que suene a no dar un palo al agua. Sin embargo, a todos los jóvenes nos une un mismo identificativo, el de Generación engañada.

Nosotr@s estudiamos: grados, másters, licenciaturas, diplomaturas, idiomas... y cualquier otro invento que se ha creado para darnos la sensación de una falsa estabilidad futura. Una vida digna. Pero esa palabra en el diccionario de la juventud no existe. Pensión y estabilidad son una utopía para los jóvenes. Sinceramente, el lunes -Día Internacional de la Juventud- había poco que celebrar porque... ¿qué celebramos?

¿Los datos del paro juvenil? Más del 50%: dos millones de jóvenes en este país están en situación de pobreza. El 80% de los jóvenes de menos de 30 años están sin una vivienda en propiedad debido a su insignificante poder adquisitivo. Y al 90 por ciento le es imposible ahorrar.

¿Qué hipoteca van a pagar si casi no se pueden costear un alquiler compartido? Este sistema es bastante incongruente. Y utiliza a los jóvenes para alimentar su incongruencia;

Quiere gente joven preparada y cualificada, pero no en exceso para poder pagarle una basura.

Quiere emprendedores pero les da una palmadita de suerte en el camino. Va a ser largo y duro. Amancios Ortegas sólo hay uno.

Quiere sostener el sistema inmobiliario con la venta de viviendas dirigida a las nuevas generaciones, pero con salarios precarios que no les permiten ahorrar para adquirir dichas viviendas, sino luchar por poder vivir al día, que ya es un decir.

Entonces, ¿qué celebramos?

Sin embargo, hay una cosa que sí se puede celebrar. Y es que esa juventud engañada, paradójicamente, es la que tiene temblando a los poderes fácticos con sus campañas contra el cambio climático, exigiendo que el planeta no es un préstamo de sus padres, sino que es una herencia de sus hijos.

Los jóvenes saben que si el planeta fuera un banco, ya lo habrían rescatado. Lo que esos poderes parecen no saber, es que aunque sí había caja B, no hay planeta B. Y que los jóvenes se den cuenta, al sistema le ha fastidiado. Tanto es así que la palabra sostenibilidad se ha convertido en una broma en las manos de los departamentos de marketing de las empresas. Básicamente, porque el capital no se puede permitir el lujo de que l@s jóvenes empiecen a darse cuenta de que el planeta grita que tiene fiebre. Y recuerda algo; el capitalismo se disfrazará de lo que haga falta con tal de asistir a los Carnavales, aunque odie la temática. Es experto en adaptarse a las corrientes y al presente, porque ya está bastante cuestionado como para permitirse quedarse obsoleto.

Pero en esta ocasión se ha topado con algo inesperado. Una joven sueca que iba todos los viernes del año a ponerle paños tibios para bajar esa fiebre (al planeta). Y está armando ejércitos de jóvenes con paños tibios. Que bajaran la fiebre a un planeta enfermo.

Yo creo en jóvenes como Greta Thunberg, Anuna De Wever y Kyra Gantois.

Creo en esas generaciones que no quieren que les den una palmada en la espalda y les digan que las cosas irán mejor. Como si el futuro fuera un hecho.

Es indudable que llevamos mucho tiempo con falta de políticas eficientes para este grupo poblacional. Como si no existiéramos. Como si l@s jóvenes no hubiéramos parido el 15-M... como si no hubiéramos callado a todo aquel que subestimó el poder que tenemos. Jóvenes, que nadie les haga dudar de su valía para realizar grandes cosas... el 8M se hizo imparable con ustedes, la Ley Wert la tumbaron ustedes en las calles y el #Fridayforfuture va encaminado a ser una ola de esperanza verde.

Lo sabemos bien. El ruido no se hace con comentarios en Facebook, la historia se cambia en las calles, que es donde les tienen miedo.

Nos vemos en las calles. Porque ustedes, jóvenes, son los únicos capaces de bajarle la fiebre a este mundo.

-20 de septiembre- Huelga General Internacional por el Clima.