¿Eres de los que sueñas o deseas que las cosas cambien pero no haces nada para que así sea?

Lo cierto es que no tienes que ser psicólogo para saber que uno de los ingredientes para alcanzar propósitos es la constancia. Mejorar tu rendimiento, seguir una dieta, ascender laboralmente, encontrar pareja, ampliar círculo de amistades, cambiar o recuperar hábitos, etc? Cualquier tipo de propósito.

El éxito es el pico de un iceberg. Debajo de este pico hay una base mucho más grande y sólida llena de persistencia, trabajo duro, fracasos, aprendizaje, sacrificio, decepciones, dedicación, críticas, riesgo, rechazo, noches largas, etcétera. El ingrediente para fabricar esta base sólida es la "constancia".

1. Para ser constante tenemos que crear hábitos saludables, pero antes es imprescindible identificar porque hasta ahora no hemos sido capaces de mantener en el tiempo el esfuerzo que supone alcanzar un propósito, porque la falta de constancia es una consecuencia. Es el resultado de las decisiones que tomas en tu cabeza (nuestro diálogo interno respecto al enfoque que le damos a nuestro objetivo) Por lo tanto, para adquirir nuevos hábitos primero tenemos que conocer las barreras que hasta el momento nos ha impedido crear la base sólida de nuestro iceberg. Seguramente en lo que has sido constante es en enviarle a tu cerebro mensajes como "no puedo", "no sirvo para esto" o "no lo voy a lograr" Esto son tan solo excusas que fortalecen la resistencia al cambio. Así que no te engañes. Si no quieres no lo hagas, pero no te digas que eres incapaz de intentarlo. Tu mente se cree todo lo que le dices.

2. Visualiza: la visualización es una herramienta psicológica muy eficaz que aumenta la probabilidad de éxito tanto para alcanzar retos como para afrontar miedos. Y es que la visualización es la primera semilla para iniciar un cambio. Para que esta técnica sea eficaz, debemos de visualizar lo que depende de nuestro rendimiento, de nuestro comportamiento y no de los demás. Se ha demostrado científicamente que cuando visualizamos, el cerebro activa los mismos circuitos cerebrales que activa cuando lo realizamos a modo real, y se van grabando determinados patrones de conducta que luego ejecutaremos de manera natural. Por lo tanto, al visualizar nos generamos unas emociones que nos incitan a buscar la manera de lograrlo. Es un entrenamiento mental de aquello que queremos alcanzar donde nuestro cerebro se prepara, anticipa y aumenta la probabilidad de éxito ya que a la hora de afrontar esa situación, a nuestro cerebro le va a resultar familiar y sabrá cómo actuar sin tanta presión y con las emociones adecuadas.

3. La constancia no depende únicamente de nuestra motivación o fuerza de voluntad. Ambas cualidades dependen de emociones. La motivación fluctúa en todas las personas. No siempre vamos a lograr estar motivados, pero esto no puede ser un impedimento. Es necesario crear hábitos y ser constante es una decisión. A veces tendremos que hacer lo que nos conviene aunque no nos apetezca.

4. No te centres solo en el resultado, sino en el proceso. Está muy bien que te motives imaginándote alcanzando tu objetivo y como te sentirías, pero si nos quedamos solo con el "que quiero conseguir" sin dedicar tiempo al "cómo conseguirlo", es muy probable el abandono por no haber planificado o considerado los pasos intermedios. Metas a corto plazo, con cierta dificultad, pero alcanzables y bien definidas. Facilítale a tu cerebro hacia dónde debe dirigirse.

5. No olvides que ser constante te hace ser cada vez más constante y esto ayuda a tu mente a tener la sensación de orden a tu vida.

* tamaraconsulta@gmail.com