Lo asombroso no es que Pedro Sánchez no consiguiera ser designado presidente por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, sino que no se pusiera a negociar su investidura hasta cuatro días antes: casi dos meses y medio después de celebrarse las elecciones. La hipótesis más razonable es que tenía un tablero de juego de figuras y caminos indelebles que sujetaba desde abril en el sobaco de alpaca. A la derecha la acoquino amenazándola con pactar con la izquierda y a la izquierda la asusto con unas nuevas elecciones que ganaría yo o, peor aún, ganaría la derecha. Ese es más o menos su programa de gobierno: un juego de la oca en la que más tarde o más temprano, caiga en las casillas que caiga, llegará al estanque final. Nadie se explica la aparente y ensoberbecida chifladura de Sánchez y sus leales, pero quizás existe una razón: el factor Ángel Víctor Torres.

Creo que no nos hemos tomado lo suficientemente en serio la presencia en Madrid del flamante presidente de Canarias. Apareció por ahí de repente y explicó a diversos medios de comunicación que se había plantado en la carrera de San Jerónimo porque las islas "no tenían un minuto que perder". Cabe suponer que Torres se sentó a esperar en la tribuna de invitados a que el compañero secretario general fuera investido presidente para abalanzarse sobre él y pedirle las perras no abonadas por el incumplimiento del Convenio de Carreteras o algo así de espantoso. Si hace falta -quizás- se colgaría de una lámpara de araña para aguardar el instante y caer a plomo sobre el Líder Invicto. "Y por supuesto pretendemos hablar con los ministros que sean nombrados o confirmados en sus cargos para tratar los asuntos que afectan a nuestra Comunidad", insistió a los plumillas el señor Torres, que en cambio no precisó cuántos días, semanas o meses pensaba quedarse en Madrid. ¿Volverá a Canarias si se convocan nuevas elecciones? ¿O se quedará heroicamente en un hotel hasta que Sánchez sea presidente de nuevo y resuelva en un plisplás la agenda canaria? ¿Es cierto que en Madrid no existe ahora mismo una plaza hotelera libre porque todas han sido reservadas por la Consejería de Hacienda del Gobierno autonómico? ¿Se resignará a dormir el jefe del Gobierno regional en el antiguo despacho de Chano Franquis en la Cámara Baja, donde todavía se conserva su ataúd, forrado en terciopelo rojo, como es lógico?

No cabe excluir que Pedro Sánchez no haya podido concentrarse debidamente en el proceso de investidura pensando en la prolongada espera de Ángel Víctor Torres. Lo imagino perfectamente. Carmen Calvo asomando la cabeza por el despacho de Sánchez para decirle:

-Jefe, Evita Perón quiere ahora que su Vicepresidencia incluya las políticas contra la pobreza infantil.

-De eso nada. Los niños pobres son míos, que son muy agradecidos. ¿Y Ángel Víctor?

-¿El canario? Sigue repachingado en la tribuna de invitados. Se ha pedido una pepperoni y se ha quitado los zapatos. Cosa fea?

-Es que no puedo pensar en otra cosa. La agenda canaria. El Estatuto. El PREF.

-El REF.

-Eso. No puedo concentrarme. ¿Viste la paliza que me dio Iglesias? Ángel Víctor. Ángel Víctor. No puedo ver otra cosa?

-¿Y si convocas elecciones?

-Va a ser que sí.