Leyendo el suceso ocurrido en Miami del que han dado cuenta todos los medios, recordé un caso parecido ocurrido en Gran Canaria (Calero. Telde) a mediados de los noventa. La noticia actual explicaba que un hombre le cortó el pene a un vecino al sorprenderle con su mujer en la cama. El de Miami utilizó tijeras, el de Gran Canaria cuchillo. En los dos casos la brutal agresión tuvo como desencadenante el sexo. Desconozco los pormenores del caso de Miami, pero el de Telde lo viví de cerca dado que uno de los cirujanos que operó al herido y salvó la vida era amigo. Dándole vueltas a la cabeza he recordado que el hombre llevaba tiempo acosando a una niña aprovechando descuidos familiares. Así que un día la madre de la pequeña le tendió una trampa sorprendiéndole cuando intentaba acceder a la niña. Lo siguiente fue coger un cuchillo y seccionarle el pene. Escapó loco.

Por entonces los sucesos importantes tenían mucho seguimiento mediático así que mis jefes, conscientes del interés por lo sucedido, quisieron que el lector conociera qué había detrás de la agresión y lo que había era un violador pertinaz. La mujer fue detenida y el hombre ingresado en el Hospital Insular. Tuvo suerte. Lo salvó un hilito...

Pero los jefes son insaciables y los míos querían estirar la noticia. Todo era tan disparatado como el hecho de que los periodista entraran a la vivienda y se sentaran en la cocina como si nada. Una de las imágenes que guardo de aquellos días es la del agredido caminando con dificultad por el pasillo contando su proeza. Le habían dado el alta y era el rey de la casa. Por supuesto se dejó hacer fotos. Termino: agresora y agredido viven en el mismo barrio y cada cual tiene un nombrete. Imaginen. Ayer supe que el fulano y la mamá protectora fueron novios.

Vaya historia.