Estoy convencida de no ser la única que muchas veces se siente minúscula e insignificante. Como un átomo en medio de la nada.

Qué razón tenía Hobbes con su: Homo homini lupus. Y yo que siempre le daba la razón al buen Rousseau que defendía que el hombre era bueno por naturaleza. Últimamente no lo tengo tan claro. Somos nuestro peor enemigo. El ser humano tiene esa doble capacidad, por un lado puede crear cosas increíbles y por otro es capaz de destruirlo todo, hasta a sí mismo.

Ya se habla abiertamente de que tenemos una década para revertir el calentamiento global. Ya no son "cuatro colgados" de Green Peace los que lo dicen. Hace más de treinta que se viene denunciando esta realidad que ahora resulta del todo inabarcable.

Pero ahora el Mainstream lo reconoce. Se habla de ello en los programas de máxima audiencia. Lo reconocen hasta los políticos que lo han añadido a toda prisa a sus promesas electorales de última hora. Y en cualquier entrevista es gracioso escuchar cómo algunos lo sueltan de corrillo.

Pero las medidas que toman los gobiernos siguen siendo ridículas y del todo insuficientes. Como si en vez de diez fueran cien los años de margen.

Ya no digamos nada de las silenciadas muertes en el Mediterráneo.

Me alegra que el Parlament de Cataluña otorgue una medalla de honor a Carola Rackete y a Oscar Camps por su labor rescatando vidas en el Mediterráneo. Pero una vez más las soluciones deben encontrarse de forma coordinada con el Estado. Ojalá esta distinción sirva para ello, para encontrar soluciones conjuntas al problema y no se convierta en un arma arrojadiza más de Cataluña a España.

Respecto a las famosas dos Españas a las que ahora está tan de moda hacer referencia aunque en realidad ese binomio no sea fiel a la realidad y esté completamente demodé. Yo distinguiría más bien entre la gente que actúa y la gente que frena. En mi opinión ambos deberían coordinarse.

Los primeros viven el presente y pueden pecar de temerarios y los segundos viven haciendo cálculos y pecan de miedosos. Si hubiera una buena coordinación entre ambos, el equipo sumaría. A veces los que actúan reflexionan menos porque tienen

menos tiempo para ello. En un mundo ideal los que frenan desde sus despachos podrían dar mejores ideas a los que actúan y así sumar.

En cualquier caso, como no vivimos en un mundo ideal la rebeldía es un valor positivo, digan lo que digan. Sobre todo si la rebeldía se utiliza para salvarle la vida a otra persona.

¿El aumento de las violaciones en manada?

Es cierto que el porno nunca hizo un gran favor a la sexualidad. Y que nadie se atrevió ni se atreve a educar en materia de sexo.

Se pasa de un vocabulario muy técnico o ñoño a decir barbaridades. Todo ello a mi entender herencia de un cristianismo mal entendido que separa la mente del cuerpo cuando en realidad son completamente indivisibles.

La sexualidad no es vista como un valor positivo sino como un pasatiempo que forma parte del bajo instinto. Y este mal trato que le damos termina expresándose en forma de dominación cuando lo más importante de la sexualidad es que puede y debe hacer feliz a la gente.

La lectura del libro del Tao junto al estudio del sexo tántrico y vuelvo a recomendar "Tantra, el arte del amor consciente". Una lectura que puede ser de utilidad. Lástima que nuestros jóvenes a penas lean porque sería el mejor camino para que aprendieran a disfrutar de su sexualidad de una manera saludable.

Los abusos de Trump y sus descalificaciones hacia políticas de valía son totalmente inconcebibles. Y el resultado de su absurdo plan migratorio; miles de inmigrantes hacinados en salas no habilitadas para la supervivencia.

¿Qué extraña enfermedad invade el cerebro de los americanos para mantener a semejante esperpento en el poder? Probablemente sea, una vez más, el dichoso miedo.

Me duele ver que ni siquiera en nuestro país seremos capaces de llegar a un acuerdo para tener un Gobierno estable.

Algunos prefieren perder el tiempo mostrando sus diferencias a poner el acento en lo que les une y colaborar de una vez. Pues saben qué, hay quien empieza a echar de menos el antiguo bipartidismo.

¿Qué están aportando los nuevos partidos sino más división? Una auténtica pena.