Una explicación es que las víctimas se sientes más apoyadas y denuncian. Pero otra tendría que ver con los efectos indeseables de la información cuando se transforma en una especie de culebrón televisivo. Desde el caso de la Manada, en España se han registrado 129 agresiones sexuales múltiples. En 2018 se produjeron cincuenta y nueve casos, y en lo que llevamos de 2019 ya se han registrado treinta y cinco violaciones múltiples, el doble de las registradas en 2016. Cabría reflexionar sobre la indeseable existencia de una especie de factor imitativo: una relación causal con el relato que se construye sobre cada una de esas tragedias. Y eso debería llevarnos a debatir muy seriamente sobre la paradoja de que la mala información es un arma de doble y aguzado filo. Pero de momento es un asunto sobre el que nuestra sociedad sigue pasando de puntillas. Como ocurre con todos los asuntos realmente incómodos y difíciles.