Hace ya 30 años que España se iniciaba en misiones internacionales a través de sus Fuerzas Armadas, siendo en aquella ocasión como integrante de las Naciones Unidas para supervisar la retirada de las tropas cubanas de Angola. Pero lo que está más presente en la memoria de todos son las noticias que han sido difundidas por nuestros medios de comunicación con bastante notoriedad, destacando por su novedad y proximidad europea la antigua Yugoslavia y su desmembración, luego vendría Irak, Afganistán, Líbano, Somalia, Kosovo, Darfur (Sudán) y muchas más hasta nuestros días que se mantienen.

Pero nadie recuerda, y mucho menos habla, del antecedente de esas misiones humanitarias: la misión sanitaria de ayuda a Vietnam del Sur, en 1966, que resultó ser la primera misión de carácter humanitario realizada por miembros del ejército español, concretamente del Cuerpo de Sanidad Militar y cuyo trabajo fue totalmente médico-sanitario. Una misión que tuvo un marcado carácter confidencial, por lo que no se informó de su partida, del arriesgado trabajo que realizó el equipo médico español en zona de guerra, ni de su retorno, sanos y salvos todos, constituyendo este episodio bastante desconocido un hecho que, en la actualidad, ha suscitado el interés de historiadores y periodistas, principalmente, en la que participaron dos tinerfeños que prácticamente han permanecido en el anonimato.

Sucedió en 1966 y para el primer contingente de ayuda a Vietnam del Sur -pues estuvieron hasta 1971 y rotaron varios grupos- lo formaron doce profesionales: cinco médicos, siete enfermeros (practicantes/ATS, según la denominación del momento) y un intendente para la logística. El jefe de esta primera expedición fue el Dr. Argimiro García Granado, que en aquel momento era comandante médico y jefe de Radiología del Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife, quien repetiría el año 1970 en otra rotación, pues solo estaban seis meses. Este profesional continuó en nuestra Capital hasta su jubilación como coronel médico del Hospital Militar, cerrado en la actualidad, y de arraigada familia en la Isla. También otro chicharrero destinado en el mismo hospital y que estuvo en una de aquellas expediciones, fue el brigada ATS D. Manuel Graña Francisco, que como el caso anterior permaneció aquí hasta su retiro como comandante enfermero.

El hospital donde fueron destinados estaba en la ciudad de Go Cong, en el delta del Mekong; era pequeño, insuficiente para la población de referencia asignada: 60.000 civiles, semiviejo, con una capacidad para 200 camas, pero que albergaba 400 personas, encamándose dos enfermos juntos o en el suelo, junto a sus familiares que acompañaban, pues residían en lugares lejanos. Además de las patologías propias derivadas de la guerra: heridos de bala, de metralla, por minas, o quemados por napalm?, los sanitarios españoles tenían que atender diariamente unos 100 enfermos más con otras enfermedades, como tuberculosis, paludismo, diarreas, cólera, parasitosis intestinales, hepatitis y micosis. Estaba dirigido por un médico ginecólogo, pero que también hacia funciones de cirujano general, que era apoyado por los sanitarios españoles.

Amén de su trabajo diario en el hospital, los españoles atendían con cierta regularidad cuatro aldeas alejadas, a las que accedían por carreteras entre arrozales y vegetación alta y espesa con francotiradores. En estos lugares el equipo sanitario realizaba vacunaciones infantiles y trataba enfermos y heridos en su mayoría del vietcong (charlies), lo que les granjeó simpatías y "cierta protección". "No teníamos miedo, no valorábamos el peligro con 40 grados de temperatura y 90 de humedad? las situaciones no parecen las mismas", señaló uno de los participantes.

Al contrario que lo que ocurrió con la prensa española de entonces, que se hizo escaso eco de la labor que nuestros militares realizaban en Vietnam, la vietnamita rápidamente si hablo de la labor humanitaria de los sanitarios militares españoles. En España, breves noticias aparecieron en el "ABC", en diferentes años (1966, 67 y 70), que recordaban al grupo de doce españoles que trabajaban con ahínco tan lejos de su tierra: "Es Go-Cong un pequeño pueblo del Vietnam del Sur donde están doce españoles haciendo algún bien", escribía Ansón; que como el novelista José Antonio Gironella, visitaron a los militares en el hospital, o incluso el propio médico tinerfeño Argimiro García Granado, a finales de diciembre de 1966 publicaba un amplio artículo de opinión titulado "Españoles en Go-Cong", pero de contenido humanístico, más que una crónica sobre las carencias de medios y la cruda realidad que afrontaban.

Al regreso, fueron recibidos por sus familiares y amigos, nadie del Gobierno u otro organismo oficial, como si fueran villanos en lugar de lo que eran: héroes?!!!

* Abogado y periodista