Cuesta entender lo que ocurre en Venezuela, un país que tiene de todo y le falta lo básico: cabeza. También le falta ideal de pueblo, compromiso, enderezar el rumbo de la nave, "mirar para adentro" y vivir menos de espejismos.

Es un país que ha sido tan pobre, que ha tenido mucho dinero y poca cabeza, no han sembrado el petróleo, como bien planteaba Arturo Uslar Pietri.

Venezuela fue uno de los países fundadores de la OPEP. Los saudís crearon Aramco, la empresa con más beneficios del mundo (más de 18.000 millones de $ en 2018). Mientras, el petróleo de Venezuela es hoy en día un fracaso empresarial, han pasado en un corto periodo de tiempo de más de 3 millones de barriles diarios, a menos de 700.000 actualmente, siendo frecuentes los cortes de gas, incluso para el consumo interno. Gas que queman en las chimeneas de las refinerías.

Han maltratado el trabajo, a los equipos humanos responsables, no han creado cultura valores como el esfuerzo y la responsabilidad. Han roto con la cultura que crea riqueza, que hace país.

Hicieron de Venezuela un emporio en la producción agrícola, implicándose en nuevos cultivos, mejorando el campo, capitalizando la ganadería, mejorando las producciones de hortalizas y cereal a través de la mejora de semillas.

Los jóvenes con más inquietudes en el campo canario se fueron para aquel país, desde la emigración clandestina: más de 30 barcos con más de 3.500 isleños (Según Néstor Rodríguez Martin).

Veamos un caso en Barlovento: Del "Delfina Noya" 1950 (velero que protagonizó la emigración clandestina canaria) a los Rodeos en Julio de 2019.

El domingo pasado llegaron de Venezuela unos familiares, empujados por la crisis. Son venezolanos que habían establecido como modelo de vida el país bolivariano, sus sueños y todas sus ilusiones. Eran tan venezolanos como el araguaney, el hambre, la inseguridad, el desastre sanitario, las carencias de todo tipo, la CLAP (Comité local de alimentación y producción). Es increíble que en un país rico en suelos y agua se establezca una cartilla de racionamiento, como la que sufríamos aquí cuando los primeros canarios dejaron las islas huyendo del hambre. Más de 20 barcos pasaban hasta 80 días para llegar desde Canarias a Venezuela.

El "Delfina Noya" me marcó como niño, ya que partió para Venezuela del Norte La Palma, recuerdo ver como el velero se alejaba de la Costa entre el faro y la fajana, por el día y por la noche buscaba avituallamiento para el pasaje. La Guardia Civil buscaba a los supuestos pasajeros como si fueran delincuentes. Llevaban solo una muda de ropa en un saco, algo de gofio, higos pasados y algo más de alimentos para pasar el mal trago. Luego me enteré, ya tarde, que los propietarios del barco eran de Los Sauces y la Guardia Civil no les molestó. El "Delfina" llevó, -según Néstor Rodríguez-, 215 pasajeros, cobrando 5.000 pesetas a cada persona. A los 35 días, llegaron a Chirimena (Estado de Miranda, Venezuela). Rómulo Gallegos un intelectual y político republicano, no los molestó.

Racionamiento en Canarias y CLAP para el pueblo de Venezuela, atropellado por algo que llaman la Revolución bolivariana, que está a caballo entre el franquismo del racionamiento y la Camboya de Pol-Pot (dictador genocida camboyano), donde no miran para el surco, ya que creen que con los kalashnikovs solucionan todo.

Mientras, en Venezuela, los que pusieron su trabajo, sus sueños, en hacer un país próspero huyen, -ahora en avión-, maltratados por una sociedad cargada de farándulas, echando del país a un colectivo que cambió la piel del país bolivariano, pasando de 6.000.000 de personas que en los años 1950 vivían mayoritariamente en el mundo rural, a un país con más de 30.000.000 con autoabastecimiento en casi todo el campo, y producción de alimentos con un alto porcentaje en manos isleñas. Pueblos de Canarias, que tenían en Venezuela hasta un 20% de su población, y ahora llegan a los Rodeos derrotados por el país que habían puesto todo. No nos lo merecemos, señores chavistas, dignifiquemos en lo que podamos con dicho colectivo atropellado.

Algunas referencias de Venezuela:

- Salario 8.000 bolívares al día, un dólar equivale a un día de trabajo.

- Una arepa cuesta unos 8.000 bolívares.

- Una cerveza unos 7.000.

- Un kg de frijoles algo más que el salario del día.

- No hay semilla ni abonos químicos, que decir de los robos en el campo y la inseguridad ciudadana.

- Venezuela es ahora lo que llaman estado fallido, a lo que se une una dictadura que carece de las estructuras básicas de un país (seguridad, sanidad, educación, infraestructuras, alimentación, etc.).