Asier Antona, el actual dirigente PP -dicho sea sin segundas-, se quiso hacer con el papel de líder de la oposición. Estuvo bastante más gritón, agresivo y contundente que el expresidente nacionalista, Fernando Clavijo. Debe ser que como este ha gobernado le pudo la moderación de quien tiene alergia a la demagogia opositora. Es algo que se le irá pasando conforme avance la legislatura. El nuevo Gobierno ha puesto tan alto el listón de las promesas en materia social que si realmente no las cumplen se va a llevar un batacazo de los que hacen época. Si la felicidad es igual a la suma de las expectativas menos la realidad -y cito textualmente a un sabio- el nuevo presidente Torres corre el riesgo de ser bastante infeliz. Si logra hacer lo que dijo ayer no lo sacarán del Gobierno ni con agua hirviendo. Pero si no lo consigue, le va a caer la del pulpo.