La soledad es fea. Un amigo me dijo hace tiempo que llegar a casa por la noche y estar solo era muy feo. El mismo cuarto, la misma nevera y el mismo panorama. Nada nuevo. La soledad es fea. Vivimos en un mundo loco donde las relaciones humanas son complicadas ¿verdad? Si agarras a alguien bueno, te tocó la lotería, porque la verdad no está la cosa para bromas.

La soledad no tiene compasión. No perdona. Te mata. No es mi caso, pero he visto tanta soledad que me asusta. Hoy leía que la soledad entre los mayores es cada vez mayor en Canarias. La falta de compañía en la vejez, dicen los expertos. Qué malo es llegar así a los últimos días de tu vida. Cuando crees que está resuelto y piensas que alguien te va a cuidar y tú cuidarás a alguien. Esa pequeñita y estúpida, pero a la vez tan importante seguridad, de que te cogerán la manita cuando haga falta.

Ese café que te traen por las mañanas o esa infusión cuando ves que todo se derrumba alrededor. Ese beso o esa sonrisa cuando ves que el día no ha dado más y te dan ganas de taparte en la cama y no ver a nadie. Es la soledad que es muy fea. Tan fea que casi nadie la quiere. Bueno, algún rarit@ siempre hay. No, necesitamos cariño. Necesitamos miradas de compresión. Necesitamos amor al primer mordisco, ¿verdad? Bastante miseria hay ya para vivir en soledad. Si pueden, agárrense las manitas.