La muerte el jueves del histórico sindicalista Juan Francisco Fonte me ha devuelto a las guerrillas sindicalistas de los noventa con UGT, sindicato en el que anduve animada por Fonte y Marcela Delgado, su compañera inseparable. Desde el Diario de Las Palmas, periódico en que me buscaba la vida hasta que quiso la suerte que una pelotera con un jefe palanganero me costó el trabajo. Un día de esos apareció Fonte y se interesó por mi situación. No habían pasado dos meses cuando un colega periodista, de esos que dignifican la profesión, Pepe Alemán, me rescató, me dio cobijo en Canarias Económica una publicación de poca tirada, sin apenas plantilla. Bueno pues en sus páginas, Pepe nos dio cuartelillo a unos cuantos. En eso, en ese ir y venir, conocí al mejor Fonte. Compartir enemigos une mucho. Poco a poco descubrí en Fonte a una persona comprometida, sin miedo, siempre con idea al fuego, abriendo puertas donde las injusticias a los trabajadores se silenciaban. Conocí también a su amor, Marcela una mujer tan valiente como él. En esos años o quizás más adelante en mi casa, la habitación de uno de mis hijos, se convertía en cada proceso electoral en un mini cuartel general. Allí preparábamos algo de cartelería y citábamos a jovencillos que nos ayudaban a cargarlos y repartirlo por la ciudad. Recuerdo esa movida en los alrededores del Estadio Insular. Allá donde podía, Fonte pegaba un cartel. El ex consejero del Cabildo Paco Trujillo debe recordarlo porque estaba en ese grupo.

En fin, quiero despedir hoy a un luchador, un hombre bueno, querido y recordar a Marcela y a su familia. Hace meses Fonte me contó en La Puntilla la lucha que estaba librando "mis nietos me dan las fuerzas para luchar" dijo emocionado.

El jueves esas fuerzas se acabaron.

Un buen tipo y sin duda, referente del sindicalismo en Canarias.