Me apasiona el branding en política, diseñar con mi candidato una marca personal que refleje sus valores, llenarlo de coherencia y generar juntos su gran reputación.

La marca querida o lovemark es un territorio mental que ocupas en la otra persona, trasciende a las cualidades físicas para ocupar un terreno en su corazón, y desde ahí comunicas lo que tú quieres, desde esa marca asociada. Nuestro rey lovemark ha sido Barack Obama.

En general, todos pensamos que para tener una marca hay que ponerse en ello y es justo al revés; ya todos tenemos marca personal, lo que hay que preguntarse es si esa marca, esa huella, es la que nosotros queremos desprender, o si es la que refleja nuestro ser, nuestras pasiones, nuestros valores. Preguntémonos si nos identificamos con ella.

El proceso de branding es el desarrollo de acciones que llevan a que tu marca refleje lo que realmente quieres, eres o sientes, y que sea percibida así por los demás.

El diseño de una marca personal es un trabajo de valoración de sí mismo, autoconocimiento y proyección que se aleja de cualquier aspecto frívolo y superficial.

¿Construimos marca?

La imagen impacta, la marca personal seduce pero, ¿por qué seducimos con nuestra marca? El atractivo y seducción se desarrolla en soledad, enamoramos, conectamos en soledad; cuando ya no estas con esa persona, es cuando somos conscientes del impacto que ha tenido en nosotros. Sales de un acto y visualizas su discurso, las palabras que lo definieron, la forma en la que se acerca a ti, su intimidad hacia ti, cómo te hizo sentir, qué te hizo sentir, su sonrisa, la forma de acercarse, sus gestos, su forma de interactuar; la presencia familiar en el acto, padres, hijos, asesores, compañeros, compañeros de partido; si llegó en su coche o no, si estaba nervioso o relajado, si fue ecuánime, si se marchó pronto, si se quedó, sus saludos, sus contrariedades presentes, su voz, su nivel de activación, su dulzura, su frialdad. Esas pinceladas construyen percepciones: unas, nos inspiran confianza; otras, nos generan indiferencia y otras incluso hasta rechazo.

Si como persona dentro de la política eres una marca común, sin distinción frente a los demás, no lograrás identidad y propiciarás el olvido. En campaña puede suponer perder las elecciones, y en tiempos de gobierno puede llevar a perder la aprobación de la ciudadanía, de tu gente.

Me gusta acompañar a mis candidatos de sus valores en sus procesos de branding. Si eres un hombre familiar, amante de tus hijos, donde tu familia representa un valor diferenciador, ¿por qué ocultarlo? Si te gusta volar en avioneta, ¿por qué no exponerlo? Al final, ¿qué se conoce de ti? Son aspectos que tendemos a confundir, privacidad frente a desconocimiento. Las personas no conectamos con desconocidos, las personas tienen que apreciar "lo que compran", "lo que eligen como representante". Es diferente crear o construir un castillo de arena, que no existe, que es lo que llamamos el producto político, y tiene una trayectoria corta y dudosa, a diseñar una reputación sustentada por tus valores como candidato o candidata política, como persona pública que eres.

Políticos en manga de camisa

Me encanta ese aspecto fresco, informal y cercano que vemos cada vez más en los políticos. Hemos llevado a un segundo plano el aspecto más formal del traje y corbata para irnos a esa camisa, sin chaqueta y con las mangas recogidas.

Una imagen más seductora y fresca que lo que muestra es la comodidad que siente hacia su auditorio, contigo, con la ciudadanía, la capacidad para asumir retos, ganas, fuerza y predisposición para hacer el esfuerzo que supone su proyecto político. Es como un "vamos a por ello", "estoy contigo", "me apasionas".

Me gusta recomendarle a mis Clientes el uso de camisas blancas; como les digo cuando hablamos de aspectos de imagen: cada vez que veas una camisa blanca que te gusta y te sienta bien, cómprala e incorporarla a tu fondo de armario. Te aporta luz en los días más duros o tristes, aporta un fondo neutro para escenarios, la televisión, los marcos de presentación, un photocall, y ofrece un aspecto muy saludable, confiable y transparente. Es siempre una apuesta segura para el día y la noche, y se adapta a cualquier color de traje y corbata, facilitando esas improvisaciones de protocolo.

Y nos acerca a una percepción fresca y positiva de nuestro mensaje. En comunicación política, nada es casualidad, todo esta orientado hacia un objetivo, y nuestra imagen condiciona la percepción de nuestro discurso, y forma parte de nuestra marca y reputación.

Crea conscientemente tu lovemark.

* Psicóloga. Asesora -

Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite www.etikpolitica.es