Media hora antes de que se firmara el pacto de progreso que hará presidente a Ángel Víctor Torres, los nacionalistas esperaban que Casimiro Curbelo mantuviera su apoyo al pacto de centro-derecha. Parece que el gomero, harto de los líos del PP, de Cs y de la tardanza nacionalista, los mandó a tomar viento fresco. Cambia tras veintiséis años el rumbo de Canarias y de qué manera. Lejos del bipartidismo, tendremos gobernando las Islas a un PSOE de nuevo cuño, a sus dos aliados naturales, que son Nueva Canarias y Podemos, y a la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro. Las disputas entre Asier Antona o María Australia Navarro por un lado, la constante indefinición de Ciudadanos en Canarias, y el apurar de los nacionalistas la salida de Fernando Clavijo (pieza clave para el sí de los gomeros), han decantado la balanza en el último momento. Cuando desde Galcerán 7-9 se esperaba que Casimiro acudiera a la reunión del pacto de progreso para decir que se marchaba, el gomero se quedó y dejó los egos del otro lado de la balanza con la boca desencajada.

Expulsados de Santa Cruz, La Laguna y el Gobierno de Canarias, y pendientes de un Cabildo que aun siendo Carlos Alonso, a juicio de quien escribe, la cabeza mejor preparada, apunta a una moción de censura pactada entre el PSOE, Cs y Podemos, o hasta el PP. Se abre un camino nuevo del que algunos no nos acordamos ni cómo era antes de ATI-CC en las Islas. Ganaron en casi todas las plazas, pero no gobernarán en ninguna de las más importantes. Toca un tiempo de renovación que no pasa por cambiar únicamente a sus líderes. Esta vez no han sabido ni renovarse ni pactar, pero lo que queda claro es que si quieren seguir vivos, lo que tienen que hacer es aprender. Las botellas de champán descorchadas ayer habrán sido muchas, y a buen seguro, de lo más insospechadas.

@JC_Alberto