Y no de Ciudadanos, sino todo apunta que de Juan Amigó. Su intento de dimisión no consumado (ya que parece que "sus abogados" le aconsejan lo contrario) como número uno de su partido en Canarias, toda vez que en Santa Cruz se traicionaron a sí mismos y a la dirección del partido, pone de manifiesto que las declaraciones de Vidina Espino, la candidata a la Presidencia, dejan poco espacio a la duda. Vidina asegura que Juan Amigó fue el artífice directo de que sus concejales votaran con Podemos en la capital chicharrera, para aupar a Patricia y destronar a Bermúdez, pasándose por el forro de las vergüenzas las órdenes dadas por su partido a nivel nacional. La alternancia política no es mala, la basura política sí. Hay una duda que lo aclara todo: ¿por qué quería dimitir Juan Amigó? La jugada de Santa Cruz, que huele fatal y que deja en el barro a un apellido que tanto ha hecho por Tenerife, puede tener varias explicaciones, pero todas ellas muy, pero que muy feas. Amigó, presuntamente, se ha cargado su propia imagen, su credibilidad personal y a su partido en la Isla, del que sin duda debe coger las riendas la grancanaria Vidina Espino.

Espino cuenta en un audio que lo único que quería Juan Amigó era colocar a sus dos concejales en áreas que le pudieran interesar personalmente. Parece que Amigó logró lo que quería y se quiso ir por la puerta de atrás, la de los cobardes. La decepción con el personaje a título particular, político y profesional es de tal magnitud que la resultante no creo que tarde mucho tiempo en verse. Y si la Zambudio se ha hecho famosa, su antipatía y su capacidad de traición, llama también la atención su segundo concejal. Es Juan Ramón Lazcano, de apellido íntimamente ligado a ATI-CC durante muchísimos años. No es la pérdida del poder de José Manuel Bermúdez, es lo que parece una golfería de libro digna de ser pagada. Amigó se ha cargado el partido en Tenerife. Y a Patricia: suerte. La suya será la nuestra.

@JC_Alberto