No era necesario ser David Copperfield para adivinar, mucho antes de que los ciudadanos acudieran el 26M a las urnas, que las combinaciones para dar forma a los 88 gobiernos municipales de las Islas que hoy se constituyen iban a ser múltiples. Salvando las distancias, y teniendo claro que este es un escenario del siglo XXI, en los acontecimientos que se van a suceder en las próximas horas hay retazos que nos trasladan a los guiones de Giovannino Guareschi. Sí. A las grescas ideológicas, políticas y de fe que mantenían Don Camilo y un alcalde comunista (Peppone) en un pequeño pueblo italiano ubicado a orillas del río Po.

Yo no digo que en el pasado las alcaldías se negociaran poniendo sobre la mesa cuatro gallinas, media fanegada de un terreno opto para el cultivo de papas bonitas y tres o cuatro garrafones de vino recién pisado, pero en los pueblos los asuntos municipales se negociaban en los guachinches sin la necesidad de acudir a las casas consistoriales. Hoy, sumergidos en la era digital, esas cuestiones se discuten por WhatsApp (revisen bien el destinatario final en una frase en las conversaciones cruzadas con varios protagonistas) y, a pesar de que el objetivo continúa siendo una alianza a la vieja usanza, las recompensas son dignas de una caza mayor. ¡Los tiempos cambian, la política no!