Y es que vacaciones y estrés van muchas veces cogidas de la mano.

Mes de Junio. Se acercan las vacaciones para muchos y lo que comienza siendo un deseo y el momento más que esperado del año, puede llegar a convertirse en una situación de frustración y estrés. ¿Por qué? Por las expectativa que nos creamos.

Tener buenas expectativas sobre algo es positivo. En ocasiones nos inspira a movernos hacia el cambio, nos ayuda a mantener la motivación, a mantener la confianza en uno mismo, a tomar decisiones difíciles, etc., pero no solo basta con que sean expectativas positivas. Deben estar ajustadas a la realidad.

Pretender aprovechar 15 días o un mes, para hacer lo que no hemos logrado hacer durante un año, puede llegar a ser contraproducente a nivel emocional. Imaginamos e idealizamos unas vacaciones híper aprovechadas, y se nos olvida imaginar las emociones que sentiremos aprovechándolas tanto.

La gran mayoría de las personas desean las vacaciones para desconectar y, sin darse cuenta, comienzan las vacaciones con una agenda cargada de planes, cuando de lo que se trata es de desconectar de lo perfectamente organizado. Podemos tener una idea sobre lo que hacer, o algún plan marcado en el calendario, pero lo ideal, para disfrutar de unas vacaciones relajadas, es alejarnos de lo que el resto del año nos atormenta. Romper con la intención de tenerlo todo controlado y dejar un poco de rienda suelta a la improvisación según lo que nos apetezca en cada momento.

Con frecuencia, convertimos las vacaciones en una guía de actividades que llevar a cabo, porque solo de esa manera nos convencemos de estar aprovechando el tiempo libre, cuando esta actitud no hace más que multiplicar el estrés. Son muchas las personas que cuando se acerca el periodo vacacional entran en estados de ansiedad, ya que sienten una fuerte presión por romper con la rutina y tener que organizar dónde ir, con quién, cómo ir y además, conseguir pasarlo bien y, sobre todo, entrar en el idealizado estado de desconexión.

¿Cómo disfrutar de las vacaciones?

1.- Ten en cuenta que durante el año estamos acostumbrados a que gran parte de nuestra vida gire en torno a obligaciones y responsabilidades laborares. Establecemos nuestros ritmos en función del trabajo y no tanto en relación con la familia. En vacaciones nos adaptamos a nuevas circunstancias y lo cierto es que no todo el mundo sabe hacerlo. Debemos de ser conscientes de este estado para que la convivencia con la familia (más tiempo juntos), en caso que sea intensa, lo sea satisfactoriamente.

2.- El principal objetivo de las vacaciones es el de tener la oportunidad para cuidarse, disfrutar haciendo lo que a uno le gusta para contrarrestar el estrés y romper con la monotonía en la que se vive día a día, ya sea para hacer más cosas, o simplemente disfrutar de no hacer nada. Normalmente las vacaciones son necesarias para cambiar el ritmo habitual de vida.

3.- Planifique el gasto que es capaz de asumir. Deje un margen para imprevistos. Estar haciendo cuentas constantemente amarga bastante las vacaciones.

Recuerda que un verano muy ocupado no es siempre sinónimo de disfrutar más, sino de todo lo contrario, y que el problema es que no siempre tenemos una idea clara de lo que es el descanso. A nuestro cerebro, dejarlo inactivo, le perjudica. Descansar significa variar de actividad por otra que nos resulte tanto o más placentera.

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