Me apasiona el valor de la marca personal, por encima de las siglas, para el ejercicio del liderazgo político. El secreto de los alcaldes que arrasan dicen que está cerca del populismo; pero esa definición no coincide con el rigor y el valor que les facilita alcanzar esa mayoría absoluta que les permite gobernar de forma única o reiterada. Dejemos de compararlos con cierto populismo para irnos a una causa formal y realista. La política municipal es la que más se beneficia de una buena línea de branding, de marca personal, de carisma, logrando que la ciudadanía incline su voto a favor de una persona, por encima de las siglas. Es la política de la cercanía y de la buena gestión, la de estar situado a tan sólo un metro del problema de la persona.

Entre tanta fragmentación política y pactos, hay alcaldes que duermen tranquilos porque en las elecciones del 26M pasaron por encima de siglas y tendencias. Prevalece en ellos su liderazgo personal. Una característica, para mí muy importante y que les hace prevalecer, es no perder la visión de la realidad. Seguir haciendo la política desde la persona más que para la persona. Y un segundo aspecto de éxito es lograr ser identificado con el lugar: "marca conectada con lugar"; al final, nombrar a la persona te lleva al lugar y no a la sigla o al partido, y las dosis de autoestima que generan en las personas es brutal y todo ello genera altos niveles de ilusión, identificación y pasión.

Entrando en la caja. Se que os preguntaréis ¿qué es eso de entrar en la caja? Para mi esa caja simboliza la soledad innecesaria, esa soledad que no es buscada, que no manejamos, sino que la inercia en el desempeño de nuestro liderazgo nos impulsa a ella, donde inconscientemente permanecemos y sentimos que es la realidad que nos envuelve; cuando es una "realidad ficticia, limitada", provocada por infinidad de factores? y desde ese aislamiento tomamos decisiones cada vez más alejadas de la realidad percibida por la mayoría, aparcando cada vez más lejos de nuestro centro.

En política se produce un proceso de acercamiento o percepción de la realidad en función del lugar donde se desempeñe el cargo, siendo la política municipal la más consistente y tangible, encontrándonos en el otro extremo con el desempeño de funciones de gobierno central o regional.

El poder del lenguaje. Me encanta pensar que el lenguaje que elegimos es un predictor de nuestro destino. Reflexionemos cómo nos cambian las palabras que elegimos.

Si cuido las palabras, el lenguaje cuidará de mí. Esos "siempre" y "nunca" que nos categorizan, que en ocasiones parece que nos estamos negando a progresar, a cambiar, o incluso a disfrutar. Me encantaría que decidiéramos escoger palabras que nos amplíen nuestro horizonte, de apertura, de ilusión, de esperanza, positivas, de generar motivación, de fuerza; para potenciar la autoestima de los demás, y así crecer la nuestra. Algo tan básico como decirle a nuestros hijos "creo en ti", "sé que puedo confiar en ti", "tú puedes lograrlo", "¡a por ello!". E igual que lo aplicamos en nuestras técnicas de negociación, censuremos el hecho y no a la persona.

El otro día leía una reflexión que decía "cuando puedas elegir entre tener la razón o ser amable, elige ser amable", y pensé en el valor real de la amabilidad como factor de éxito en la dirección de los equipos, en el papel de los facilitadores organizacionales, empresariales, deportivos y en el ámbito político. Es tan básico que lo pasamos por alto, ese factor de nuestra seducción, el de la amabilidad, que va unido al despliegue de los detalles. En el desarrollo de la campaña con mi candidato tuvimos la oportunidad de coincidir con muchas personas del ámbito político, algunos de ellos para reforzar o apoyar su candidatura; han pasado los días y hay una persona que me dejó huella, a veces me viene su imagen, su sonrisa, la sensación de apoyo, de tranquilidad? y te preguntas "entre tantas, ¿por qué la tenemos tan presente en nuestras conversaciones, en nuestra mente?".

Las palabras tienen un gran poder. Son capaces de lograr un efecto inmediato en nuestro estado de ánimo, e incluso de perdurar en el tiempo y quedarse instalados en la mente y en el corazón.

Y es que las palabras positivas tienen una repercusión directa en el funcionamiento de nuestro cerebro y nos aportan estabilidad emocional; alegre, sonreír, feliz, orgullosa de ti.

*Psicóloga. Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite www.etikpolitica.es