¿Conocen ese viejo chiste malo? Un crucero choca contra un iceberg y comienza a hundirse. Los pasajeros empiezan a abandonar ordenadamente el buque bajo la vieja premisa de "mujeres y niños primero". Y entonces, el segundo de a bordo observa como el capitán se lanza despavorido a una lancha que empieza a alejarse del barco. Entonces se asoma al puente de mando y le grita: "¡Mi capitán! ¡Mi capitán! ¡Que aún quedan mujeres a bordo!". Y el capitán, desde la lancha, le grita a su vez: "¡Sí, hombre. Estoy yo ahora para pensar en ligar!".

Las negociaciones para formar un pacto de gobierno en Canarias empiezan a parecerse a un naufragio. Uno peculiar, en el que los tiempos son extremadamente importantes. Algunos pueden llegar demasiado pronto a las lanchas y embarcarse por error, saliendo de un barco que al final seguirá a flote. Y otros pueden remolonear demasiado en tomar una decisión de tal forma que cuando vayan a salir por piernas ya se hayan hundido. Y el agua turbia está llena de tiburones.

La clave está en Ciudadanos, con sus dos diputados en el Parlamento. Si Madrid decide que no hay pacto con el PSOE, se abrirán las expectativas a que los naranjas puedan negociar con Coalición, el PP y la Agrupación Socialista Gomera. Un pacto con reparto de poderes a cuatro bandas. Le levantarían la Presidencia a los socialistas -tócamela otra vez, Sam- en lo que ya empezaría a ser una peculiar tradición canaria. En cualquier otro supuesto, el Gobierno más probable sería el del PSOE, Podemos, Nueva Canarias y los tres diputados de ASG que están cómodamente sentados viendo el espectáculo, a dos pasos de la lancha salvavidas.

Claro que antes de eso habrá fuegos artificiales. En Santa Cruz se va a lanzar la primera bengala de señales. Porque los votos de Ciudadanos -también tiene dos- son decisivos para formar una mayoría que irá para el lado nacionalista o para el socialista. Lo que hagan aquí pudiera no tener nada que ver con lo que luego ocurra a nivel regional, pero va a ser una señal muy difícil de ignorar. Y es complicado que de ella no se saquen conclusiones en un estado de expectación tan crispado como en el que están todos los líderes políticos ahora mismo.

La verdadera llave de los acuerdos en Canarias la tiene el partido de Rivera. Pero son conscientes de que las llaves, según te pongas, abren puertas o las cierran y te quedas por fuera. Por otra parte, no habrá influencias por el tejado. La investidura de Pedro Sánchez, a estas alturas, no se ha negociado con nadie. El PSOE está apostando a que se les deje formar Gobierno en minoría. No está por repartir el poder con nadie. Esto son lentejas y o las tomas o nuevas elecciones en octubre. Y el que no se ha escondido, tiempo ha tenido. A muchos, pensar en las urnas les pone el pelo blanco. De esta se agota el trankimazín.