La noticia asoma sus dientes acerados en los titulares de la prensa. En Canarias de cualquier mato salta un conejo y de cualquier juzgado un susto. No solo hay un candidato a la Presidencia investigado en un proceso judicial. Existe la nada desdeñable posibilidad de que sean dos.

Además de Fernando Clavijo, involucrado en el caso Grúas, el propio Ángel Víctor Torres se puede convertir también en un pato cojo lastrado por los mismos males que hasta hoy aquejaban al candidato nacionalista. Es perfectamente posible que la denuncia presentada contra Torres acabe en un proceso con él en calidad de imputado. Con lo que las mismas armas que se han manejado contra el adversario se volverían contra el líder socialista. Sic transit gloria mundi.

Se dirá y se dirá bien que estamos ante una denuncia política. Lo mismo que se dijo de la que se presentó contra Clavijo. En ambos casos los denunciantes son políticos de la oposición. Y es que todos los caminos llevan al juzgado. Especialmente si se asfaltan con las buenas intenciones de los partidos, que han decidido ventilar sus rivalidades a través de las puñetas.

Pero en cualquier caso, si nos atenemos a las consecuencias, podemos tener a los dos presidenciables de estas Islas enredados en el mar de los sargazos judiciales. ¿Y entonces? Entonces la espada de Damocles de Ciudadanos, que colgaba sobre Clavijo aguantada por el pelo de un ángel se volverá un arma de doble filo. La bala de plata se dividirá, como los panes y los peces, con una trayectoria que conduce a dos cabezas. ¿Qué hará por lo tanto ese partido cuya línea roja es no votar la investidura de ningún encausado?

Vaya usted a saber. Porque las decisiones en Ciudadanos se toman en un comité de pactos que se encuentra a mil novecientos kilómetros de las Islas. Pero si los de Albert Rivera mantienen su virginal aversión a dar sus votos a gente sospechosa, ya no sería uno el que tendría que dar un paso a un lado, sino dos, si quisieran desatascar el pacto. Puede pasar también que al final haya más sartenes que cazos y ocurra que al estar todos tiznados se pasen el tema por el refajo. O tal vez decidan fumarse algo tóxico y alucinógeno, como en el PP, que ayer decía que Asier Antona emerge como el futuro presidente de Gobierno de un pacto con el PSOE. No sé yo lo que están plantando en esas fincas en La Palma, pero bueno no puede ser.

Por ahora solo se ha levantado un pedacito del telón de la tragedia. El PSOE canario advierte que Torres, de momento, no está formalmente imputado. Es verdad. Y también lo es que de los toriles judiciales asoman los largos cuernos de un bicho muy feo. Razón tienen en intentar cerrar un pacto a toda máquina, porque tomarse la medicina que uno le ha estado recetando a otros suele ser bastante amargo.

Cuánto se aprende, siempre, en esta sorprendente y surrealista Macarronesia canaria.