Hace casi 6 años, el maestro Iñaki Gabilondo, con quien tuve el privilegio y la suerte de compartir un programa de radio, mano a mano, en Radio Club Tenerife, me contó, entre tantas cosas, dos muy interesantes. La primera fue que esas comidas de empresa a medio día son una perdida de tiempo. Como me contó: "lo que no se pueda arreglar en media hora con una cerveza y unas papas fritas no se arregla, Negrín", Así me dijo. Genial.

La segunda cosa les va a gustar, y el maestro me perdonará o mañana me llamará para matarme. Me dijo que en casa hay que tener dos baños siempre dispuestos. Que es imposible compartir. Hombre a su baño y mujer al suyo. Nosotros somos cochinitos, ellas son más limpitas. Siempre lo fueron. No todo el mundo se lo puede permitir. Ya vale con tener un baño, y una casita, y poder pagarla. Tener dos baños es un lujo.

Pero luego pensé: ese vasito con los cepillos de dientes compartidos. Los peinitos de cada uno. Esas toallitas juntas que se mojan, pegadas. La alfombra de los pies de la ducha. ¿Y las cholitas alineadas en la puerta? ¿El jaboncito de los dos? Que sí, que un baño cada uno está bien. Pero una duchita a medias también es maravillosa. Por cierto, feliz Día de Canarias hoy. Pase lo que pase, somos una tierra orgullosa de ser como somos. Canarios. Y nadie nos va a cambiar. Y sobre todo, nadie nos va a parar.