Si exceptuamos a José Segura, que además sabe de todo, el común de la gente no sabe nada de Física. Por eso, algunos deben estar atónitos por las situaciones que se están planteando entre los partidos pasadas las elecciones. Fuerzas que no estaban dispuestas a pactar, líderes que se sacaban los ojos y se escupían venablos durante la campaña, ahora parecen como hermanos de leche y empiezan a atisbar virtudes ajenas que antes no percibían.

Una de las condiciones que produce una mayor velocidad de reacción en los procesos físicos es la temperatura y las concentraciones de los reactivos. A mayor temperatura se desencadenan una serie de comportamientos diferentes de las partículas. Pasado el invierno electoral, el clima político ha cambiado. La luz que producen las urnas se transforma en una nueva energía que actúa sobre los cuerpos políticos. Y pasa lo que pasa. Que todo se convierte en una especie de cama redonda. Los positrones se vuelven locos y se mezclan con los electrones a pesar de su carga diferente y los neutrones se van de un lado para el otro viendo donde orbitan.

Ahora resulta que el PP sería capaz de gobernar con el PSOE. Que Ciudadanos ya no ve imposible llegar a acuerdos con los socialistas. Que los nacionalistas de izquierdas o de derechas ya no son los demonios cojuelos de la política. Y que cualquiera es una opción posible para poner en la silla del poder las propias posaderas.

La gente es como es. Por eso durante la campaña se llega a creer lo que dicen los partidos. Pero aquí funciona esa vieja frase: la primera vez que te engañan es culpa del que lo hace; la segunda vez, si es con el mismo truco, es culpa tuya. Si alguien, con lo que ha llovido en este país, se ha creído la milonga de las enemistades ideológicas, es que es un canelo.

Ahora mismo en toda España se está analizando el mapa de las conveniencias y los costos para llegar al poder. Pedro Sánchez está escrutando cuál es el pacto que menos poder le costará. Y en Canarias, los partidos se han lanzado a explorar cuáles son los mejores acuerdos para establecer un gobierno que convenga a sus intereses. Y todos, absolutamente todos, están dispuestos a llegar a acuerdos que les beneficien.

En Canarias puede articularse un pacto a la derecha, a la izquierda o mediopensionista. El PSOE puede formar gobierno con el PP, con Coalición o con Podemos, Nueva Canarias y los socialistas gomeros o Ciudadanos. Lo mismo puede hacer Coalición Canaria con el PP, con ASG y con Ciudadanos. Torres ha lanzado el mensaje de que el partido más votado es aquel a quien le corresponde formar gobierno. En pura teoría es así, pero seguro que al PSOE ese mismo argumento en La Laguna, por ejemplo, le da igual. En realidad, el pasado nos ha demostrado en las Islas que el partido más votado es a veces el que más boletos tiene para quedarse a vestir santos.