Ortega ya lo refiere: "el hombre no es una cosa, sino un drama, un acto". Y esto nos empuja hacia el recinto de la mitología griega donde se implanta lo que queremos esconder y donde emerge el poderoso titán, Ptolomeo, que es el que crea al ser humano que será el heredero del conflicto entre Espíritu-Zeus y el Intelecto-Titán. O sea, aparece el conflicto entre el espíritu y el intelecto y el resultado del mismo es la trivialidad.

La trivialidad es la ausencia de toda elevación, la caída constante, el ir a ras de hierba, el adocenamiento falaz que impide mirar más allá de un cercano horizonte.

La persona enmarcada dentro de la trivialidad pierde gradualmente su identidad. Su vida desprovista de toda dirección interior solo se ajusta a las convicciones sociales, a la opinión pública y a los prejuicios de la época. En definitiva se encuentra totalmente determinado y atenazado por el medio.

La trivialidad se va escabullendo del mito y lo hace por la trastienda de la realidad, de las componendas del momento e intenta emboscarse bajo el disfraz del humor o de la displicencia, pero no deja de ser un atisbo mas de desencanto y desencuentro consigo mismo y que al carecer de capacidad para poder autoanalizase navega por las aguas de mares cenagosos impulsados por los remos del anonimato y del aturdimiento.

Lo trivial una vez que se escapa del mito se instaura alrededor de si mismo con la única disposición de elaborar una teoría de la simpleza, de lo insípido y de lo efímero sin pretender ni por un momento regresar a una Teogonía.

Lo trivial no dice, apenas tiene voz y todo lo cubre con un mal gesto, siendo lo que se aplaude de mucha mas enjundia que el argumento profundo, que la reflexión encaminada hacia una meta que no existe, hacia una metáfora perdida en la farragosidad de un verso suelto . Lo trivial ha conseguido desde los aledaños de la mitología griega construir un reinado cuyo trono esta' en cualquier confín del planeta por lo que se ha desarrollado como categoría universal abrazada por millones de seres que le rinden un culto exacerbado pleno de amor.

Por lo que deberíamos tener en cuenta que en algunas circunstancias hay que volver a la mitología para no escandalizarnos de lo que la evidencia nos pone delante de los ojos, porque si no fuera así, las esperanzas del ser humano lo conducirían hacia la construcción de un acto fallido e intrascendente que ocasionaría depresiones exógenas o desviaciones esquizoideas .

La mitología secuestra a la vida pero desde la atalaya de un pensamiento mítico se pueden tejer nuevos rumbos aunque sean limitados pero que enderezarían muchas cuestiones confusas e irracionales.

Irracionalidad que imposibilita el desarrollo del ser humano imbuido en el culto a la trivialidad, en reptar por la simpleza de la nadería pero que si se conduce, aunque sea a duras penas, al refugio donde se encuentra el mito quizás se pueda rescatar al pensamiento humano ayudándolo a huir de la memez y de las falacias que mal alimentan nuestra razón y nuestro conocimiento día tras día.

Gracias al mito quizás se pueda sobrevivir.