Mañana, si es usted de los que deciden ir a votar, se encontrara con cinco sobres esperándole en su colegio electoral: uno azul para las elecciones europeas, otro blanco para los ayuntamientos, otro verde para los cabildos, y dos -uno sepia y otro amarillo- paras elegir a los diputados del Parlamento de Canarias. Que haya dos sobre, dos urnas y dos papeletas para votar a Sus Señorías es la principal novedad de la jornada, y probablemente también la que más confusión va a crear en ese circo de cinco pistas que parecerán los colegios electorales, algunos con cerca de un centenar de papeletas distintas, entre las que usted tendrá que elegir las cinco que prefiere.

En el resto de España no ocurrirá lo mismo. Las elecciones europeas y locales se celebran en todo el territorio nacional, pero eso sólo son dos sobres, uno para el Parlamento Europeo y otro para elegir los concejales de cada ayuntamiento. En Canarias hay un tercer sobre -el verde- para elegir a los consejeros de Cabildo. En las regiones en las que se celebren también elecciones al Parlamento de cada comunidad autónoma, habrá un sobre más, excepto en Canarias, que habrá dos, uno de color sepia para elegir a los diputados por cada isla, y uno de color amarillo para elegir a los diputados que se presentan por la lista regional. Una inútil duplicidad ideada por nuestros próceres para complicarnos más las cosas.

Se trata de una decisión incorporada al Estatuto de Autonomía, que pretendía mejorar la representación de las islas mayores en el Parlamento, para hacerlo más proporcional. Si eso era lo que se buscaba, habría bastado con votar a veinte diputados por Tenerife y otros veinte por Gran Canaria. Pero prefirieron inventar un sistema que matara dos pájaros de un tiro: mejorar la representación y que los candidatos a presidente se presentaran por ella. Como no tuvieron las narices de meterse en líos con las islas menores y crear una verdadera lista regional, dónde se elija a la mitad de los diputados, tres de los seis candidatos a la Presidencia -Asier Antona, Noemí Santana y Vidina Espino- han preferido ir por circunscripciones insulares. Hay menos riesgo de no resultar elegido, y como además no se puede crear un agravio entre diputados de una lista y otra, cualquier diputado tiene derecho a optar a la Presidencia, se presente por dónde se presente. Al final, la lista regional ha servido solo para aumentar un trece por ciento el número de diputados y el gasto que representan, sin mejorar sensiblemente la representación. Y es que el objetivo perseguido era otro: paliar el impacto -en diputados y dineros- que a los partidos pueda suponer la llegada al Parlamento de nuevas fuerzas políticas. Como hay más bocas para el almuerzo, se pone más comida en la cazuela.

La fórmula es una chapuza, que provoca confusiones y complica el recuento y además no sirve para nada. Sólo nos cuesta más. Cuando acuda a votar en cinco papeletas mañana recuerde quienes nos complican la vida. Y que encima no nos sale gratis.