Me encanta el titulo de esta canción, Pero tú, no me digas que no, que refleja ese pensamiento que en ocasiones tenemos las personas que hemos asesorado a directivos, o que en la actualidad nuestro único objetivo se centra en el despliegue público de una candidatura política o cargo público.

Estamos preparados para luchar con los equipos, para tener que convencer a muchísimas partes, para convivir con cierto cuestionamiento en el desarrollo de las acciones, para vivir en un plano de autojustificación constante en la toma de decisiones. Y como suelo contarle siempre a mis candidatos, lo más difícil es cuando la persona con la que casi vives en una campaña, tu único objetivo, a quien le ofreces tu tiempo, tu experiencia, tu apoyo, en quien vuelcas toda tu energía para que pueda dar lo mejor, para que brille como ser humano y en su liderazgo político, para que pueda conjugar esos grandes intereses de partido, individuales, y de objetivos personales, te dice que no.

Te lo han contado a lo largo de los años, lo escuchas de los grandes expertos de comunicación política, de los gurús, lo has vivido a lo largo de tu trayectoria una y otra vez, sabes que lo tienes que asumir, y a la vez nunca terminas de acostumbrarte, parece que es el coste inicial que siempre viene aparejado al trabajo con un cargo público.

Es el coste del posicionamiento, como lo llamo yo; llegas y quien comienza a tener que hacer política eres tú, tienes que lograr conjugar muchísimos intereses, descubres antes que el propio candidato los intereses ocultos de otros, observas, observas y observas, y solo cuando pasa el tiempo conveniente, eres capaz de conectar y entender que es el momento de transmitirle realidades propias, que has llevado en soledad para no restarle en su despliegue, dando un aspecto de normalidad cuando no lo es; esa es una de nuestras misiones como asesor del candidato.

Desde sus equipos te hablan, todos te cuentan, todos quieren estar, todos quieren un lugar? y siempre, siempre, siempre, tienes que dejar tu lugar para tu candidato; es mi forma de trabajar, sacrifico mi verdad por la verdad de otros, ceder los protagonismos a los que quieren ser protagonistas es una de mis características...

Me quedo con la satisfacción de ver a mi cliente deslumbrante en su despliegue público, saber que en ese gran éxito, que en ese pequeñísimo avance, aparece un detalle de nuestras conversaciones, de nuestros ratos juntos. Que existe esa mirada de aprobación después de una intervención, de complicidad; que en esa multitud existe una conexión, en la que hasta en los silencios sabes que estás acompañando.

Si quieres algo más que el éxito de tu candidato, elige un papel diferente. Somos el color gris de los entornos políticos, personas que quizás amamos la soledad porque nos hemos acostumbrados a convivir con ella, que sientes que quieres estar para esa persona, que le cuentas la realidad que ves sólo cuando tienes un alto nivel de certeza de que le aportará antes que desestabilizarle; somos quien está detrás de ese telón, conjugando y protegiéndole de información que sólo convulsa en ocasiones ese despliegue público, transformando las declaraciones de pasillo o juicios en abanico de opciones, no juzgando sino abriendo los caminos de la decisión y evitando que no se encuentre en un entorno aislado. Tomando conciencia de los pequeños errores en el camino y provocando un análisis para transformarlos en oportunidad.

Desarrollamos un trabajo diario personal para mantener la ruta de trabajo establecida, encontrar juntos y con facilidad el rumbo a lo importante, una y otra vez. Surfear juntos esas situaciones inciertas y ser un facilitador en el desarrollo de sus objetivos.

Damos soporte a su reputación, que no es más que el resultado de su branding, de su marca, de su manual de estilo. Mantenemos conversaciones acerca de sus valores, para llevarlos a la acción y que su coherencia sea la base de confianza que la ciudadanía espera y desea.

El liderazgo político se desarrolla en un tablero de ajedrez, donde intervienen muchas figuras de valor, y el ser humano que está detrás de ese cargo público tiene que lidiar y conjugar intereses muy dispares, donde confiar se hace difícil.

A veces te preguntas qué figura ocupas en ese tablero de ajedrez, o incluso si estás en la partida, y realmente el secreto está en ser ese peón que es capaz de llegar al otro lado del tablero y allí ser útil, convertido en la figura más necesaria en ese momento de la partida.

Me apasiona aportar sostenibilidad al cargo público, creer en ti cuando los apoyos dudan, en la elección, en la noche del día D; en transformar resultados en oportunidades, en contagiarte la capacidad de seducción para llegar a los acuerdos que te permitirán el éxito de un gobierno, ganar y gobernar.

*Psicóloga. Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite / www.etikpolitica.es