El primer acto de la nueva política canaria se ha celebrado tan lejos como Madrid. Es precipitado calcular su alcance, pero es un hecho que el PSOE ha sentado a la nueva presidenta del Congreso, Meritxel Batet, con el concurso de los votos de Coalición Canaria. ¿Cómo hay que leer esta sorprendente decisión?

Coalición ha dicho por activa y por pasiva, que no va a votar ningún pacto de gobierno donde esté Podemos. De momento han cumplido. Han votado a la Mesa del Parlamento a la candidata socialista. Y a la del PP, como vicepresidenta. Pero aplicando la misma lógica elemental, podrían votar una investidura de Sánchez si éste se compromete a un Gobierno en minoría, sin pacto con la gente de Pablo Iglesias.

La absurda pataleta de Esquerra Republicana de Cataluña, que se cargó a Miquel Iceta -el primer candidato propuesto por los socialistas- no va a quedar sin respuesta. Pedro Sánchez es como John Nieve; un muerto que volvió a la vida y que va por ahí con cara de no romper un plato pero que acaba siempre pasando a cuchillo al que se le pone por delante. Hemos tenido una buena muestra de ello en las Islas en un último año de desencuentros y puñeterías presupuestarias.

La frase de Sánchez a los independentistas -el que la hace la paga- se escenificó ayer perfectamente. La izquierda, con los votos del PNV, de Coalición, Compromís y los regionalistas cántabros, puede conseguir una mayoría de gobierno que hace perfectamente prescindible a los independentistas catalanes. Y ERC acusó el golpe. Sus líderes vagaban por los pasillos del Congreso como caminantes blancos -bueno, amarillos- intentando reparar lo irreparable. Peor que no ser querido es no ser necesario.

¿Escuchan ustedes? No es el silencio. Es el sonido de una plegaria. Para los socialistas canarios sería una impactante noticia que allá arriba, en la estratosfera, Pedro Sánchez tuviera ya pensado proponer un Gobierno del PSOE en solitario, porque estaría eliminando el único obstáculo para cerrar el apoyo de Coalición. Y el que piense que los votos no tienen contrapartidas es un verdadero pichón.

Aunque contradiga la estadística, los nacionalistas canarios, con solo dos diputados, podrían volver a ser importantes en el Congreso. No es que tengan una flor en el trasero, es que tienen un jardín botánico. Aún es pronto para saber cuál será el camino que elija Sánchez, pero si no pasa por Cataluña, pasará por Canarias. Y eso cambiaría muchas cosas.

Eso sí, las negociaciones para un pacto de investidura tendrán lugar después de las elecciones autonómicas y locales del próximo domingo. La nueva política se ha vuelto ya muy vieja y todos comparten la opinión de que los acuerdos entre partidos, como los champiñones, hay que cultivarlos a oscuras y abonarlos con mucho estiércol. En todo caso me invade una duda: no sé qué se va a vender más en las Islas en los próximos días, si tila o vaselina.