Como en aquel viejo chiste que se contaba de un discurso de Franco en la plaza de Oriente, ante una masa de decenas de miles de demócratas que no sabían que lo eran, esta semana algunos líderes pueden decir aquello de "hemos llegado al borde del abismo, pero conmigo al frente vamos a dar un paso adelante". Porque estamos a una semana vista para que algunos se jueguen el bigote de su futuro político.

El PSOE surfea en la ola de Pedro Sánchez con la sensación de que esta vez está más cerca que nunca de conseguir el poder. No será la primera vez que logre una amplia mayoría electoral en Canarias. Lo hizo ya con Saavedra y López Aguilar pero no gobernó. Porque en las Islas, el exceso de éxito conducía a la oposición. El cambio de paradigma político y la llegada de nuevas fuerzas al arco parlamentario han cambiado las reglas del juego. Coalición ha dejado de ocupar una cómoda centralidad. Pero para poder gobernar los socialistas deben sumar con Podemos y Nueva Canarias para poder atraer los tres votos que se le supone a los socialistas gomeros.

Coalición llega a las elecciones con la factura en la mano del desgaste de gobernar, con el proceso judicial a Clavijo y con el clamor unánime de toda la oposición que quiere echarles de una vez del Gobierno. Todos contra uno. Pero los nacionalistas se han fortalecido en la Islas tanto como se han debilitado en Tenerife. Manuel Hermoso dijo una vez que el nacionalismo de Coalición es tan buena idea que ni siquiera ellos podrían estropearla. No será porque no lo hayan intentado.

En el Parlamento que va salir del domingo, salvo sorpresa, conseguir mayorías puede ser una tarea ímproba. La oposición tuvo la genial idea de crear una lista regional donde de hecho, aunque no de derecho, deben ir los candidatos a la Presidencia. Será una curiosa anomalía que un candidato de esa lista pueda sacar el mayor número de votos de toda Canarias y que sea otro partido el que tenga más escaños. Es bastante fácil que ocurra. Y se llama Clavijo. Y va a ser otro rasgo surrealista de esta tierra nuestra tan dada a las hibridaciones.

Pero con Ciudadanos dispuesto a no jugar ni hacia un lado ni hacia el otro -no estará en ningún acuerdo con Podemos ni apoyará a un candidato investigado- las combinaciones para formar un pacto se vuelven casi imposibles.

La batalla de estos días finales está en esa lucha entre gigantes. Coalición siempre recupera terreno en la última fase de las campañas electorales. Y al PSOE no le basta con ganar por la mínima, Si quiere gobernar necesita mucho más o no le van a salir las cuentas para la mayoría. Esa batalla la mira con sorna, desde La Gomera, Casimiro Curbelo, que fácilmente se podría convertir en la pieza clave de cualquier pacto. Va a ser verdad que los huevos rotos son un plato originario de Canarias.