Los partidos políticos tienen derecho a mantener silencio sobre sus intenciones, especialmente en lo que a materia de pactos y acuerdos con otras fuerzas políticas se refiere. De hecho, un prudente silencio, y no esta cacofonía de líneas rojas, ha definido el proceder tradicional de los partidos españoles en dónde se sospechaba que serían necesarios acuerdos, por ejemplo en Canarias. Aquí, tanto el PSOE como el PP solían concurrir a las elecciones vendiendo a los votantes su convicción de poder sumar los votos suficientes para gobernar en solitario. Una idea un poco peregrina, a la vista del sistema electoral canario, basado en el peso de las circunscripciones. Los mejores resultados jamás obtenidos por un partido en unas elecciones regionales en Canarias -el 48 por ciento de los votos emitidos- no permitieron a Jerónimo Saavedra situarse en la mayoría absoluta de entonces, que eran 31 diputados. Obtuvo 27, una cifra jamás repetida desde 1983. López Aguilar llegó a rozarla, con 26 diputados en 2007, logrados con el voto del 37,2 por ciento. Gobernar en solitario en Canarias era imposible ya cuando había tres grandes partidos, y lo es más aún hoy, cuando ninguno de los partidos, ni siquiera el PSOE, supera en las encuestas la cuarta parte del voto total. Es por eso normal que ahora se produzca más presión -de los medios y de los propios electores, pero sobre todo del resto de los partidos- para que los partidos aclaren qué pactos van a suscribir tras las elecciones.

Podemos y Nueva Canarias han pedido al PSOE que se pronuncie, y tanto Ángel Víctor Torres, como Chano Franquis o el propio Pedro Sánchez lo han hecho, pero de aquella manera: preguntado por Román Rodríguez y por Noemí Santana, Torres dijo en el último debate en que participó, en la Televisión Canaria, que "no está en mi cabeza pactar con la Coalición Canaria del 40,2 por ciento de pobreza". ¿Eso es un no? A lo peor don Ángel Víctor conoce otra Coalición Canaria distinta a ésa de la pobreza, porque si no es así, podría haber sido más claro y decir: "no pactaré con Coalición". Chano Franquis fue todavía más evasivo: "el cambio político no se representa con un pacto con Coalición Canaria". Por supuesto que no. Coalición lleva un pico de años gobernando, la mayor parte de las veces con el apoyo del PSOE o del PP. Pedro Sánchez recurrió a una fórmula curiosa, la despedida con ruego imperativo. Dirigiéndose a Coalición les dijo: "hasta pronto, vayánse a la oposición"?

En realidad, el PSOE no contesta con claridad a lo que se le pregunta, pero sí tiene clara la respuesta. Si la izquierda -PSOE, Podemos y Nueva Canarias- suma para gobernar, el PSOE gobernará con la izquierda. Pero si la izquierda no suma, el PSOE hará todo lo posible por gobernar como sea, pactando con quien sea necesario, Coalición incluida. Claro que si la izquierda no suma, a lo mejor es que suma la derecha.

Lo veremos el día 26. Hasta entonces, es poco probable que el PSOE deje de utilizar ese lenguaje evasivo, que no le compromete a nada.