La historia me la contó mi amigo Manolo Márquez, hombre importante en San Benito, La Laguna. De hecho, en nuestro barrio, donde nos conocemos todos, lo queremos mucho y se le consultan muchas cosas de la vida diaria. Pasa consulta en el bar de Kiko, Los Espejos, excelente vino de la tierra y hasta carne de cochino. Manolo me dijo que fue a comer a La Victoria y aparcó su coche enfrente, en un garaje sin vado. Podía hacerlo. Y entonces salió el dueño de la casa a recriminarle que aparcara en su garaje.

El bueno de Manolo le dijo que sin vado podía aparcar. El elemento le espetó que esperara, que le iba a enseñar el vado. Y bajo con sus 5 hijos, 5 buenos cachorros y con un buen palo. Y le dijo a Manolo: "Aquí tiene el vado". Manolo no pudo menos que reírse y decirle que estaba comiendo enfrente. El elemento sonrió y le dijo: "sin problema, por lo menos es la primera persona que aparca y dice que está comiendo enfrente". Le comentó que para qué quería un vado en La Victoria. Que solo le molestaban los domingos. Buena gente.

Todo acabó bien. Manolo se mandó su pescado, sus cuartas de vino y el elemento estaba tranquilo en casa. Acechando, eso sí. Y ya saben, cuando vayan a aparcar en garajes sin vado, mejor negociar. Pueblo chico, infierno grande. Y si no ya saben, el vado: los cincos cachorros y el palo, sin pasar por el ayuntamiento.