Hace casi 33 años, en 1986, Santa Cruz de Tenerife fue sede, en un breve lapso de tiempo, del Mundobasket masculino y la Copa del Rey. Dos acontecimientos históricos para la capital y para toda la Isla por la que pasaron, entre otros, jugadores como Drazen Petrovic, Epi o Jordi Villacampa en su época de máximo esplendor. Aquello fue casi como un oasis en el desierto, porque a partir de aquel momento resultó casi imposible volver a ser sede de un evento cestista de primer nivel. La tendencia deportiva (con un CD Tenerife acaparando todo el protagonismo), las exigencias económicas de los diversos organizadores o simplemente la limitación de aforo de las instalaciones disponibles dejaban a Tenerife fuera de la baraja.

Así sucedió durante algo más de tres décadas. Pero como si de un intento por querer recuperar el tiempo perdido se tratara, esta situación ha variado diametralmente en estos últimos años. Una decidida apuesta del Cabildo insular y el gran momento deportivo por el que atraviesa el CB Canarias han posibilitado que la Isla vuelva a subirse a lo más alto de la ola baloncestística nacional e internacional. Primero lo hizo, en mayo de 2017, con la organización de la Final Four de la Basketball Champions League, título que acabó ganando el Iberostar Tenerife. Unos meses después se repitió la historia con la Copa Intercontinental. Y más tarde, ya este pasado verano, se redobló la apuesta con la organización en sede única de la Copa del Mundo femenina, donde España logró colgarse una meritoria medalla de bronce.

Pero el esfuerzo por traerse a la Isla ese Mundial no se limitó a los nueve días que duró el citado evento, ya que la buena sintonía existente con la Federación Española permitió que a esta cita central se le añadieran varios momentos que quedarán guardados en la retina de cualquier aficionado tinerfeño. Por un lado, un torneo previo de primer nivel que sirvió para estrenar un remozado Palacio de los Deportes de Santa Cruz, el mismo que albergara el Mundobasket masculino del 86, y hoy llamado Pabellón Quico Cabrera. Por el otro, la disputa de dos partidos oficiales de la selección masculina, con el añadido de la presencia en sus filas de varios jugadores del que seguramente se pueda considerar ya el mejor CB Canarias de todos los tiempos.

La guinda parecía llegar hace solo unas semanas, con la celebración en el Juan Ríos Tejera de la fase de ascenso a Liga Femenina 2, gracias a la que la Isla ha recuperado, por medio del CB Clarinos, y 16 temporadas después, un hueco en la élite nacional femenina. Parecía la culminación a 24 meses de máximo brillo para el baloncesto local. Sin embargo, este pasado jueves, y casi por sorpresa, la ACB anunciaba a Tenerife como sede de la Supercopa Endesa 2020, a celebrar en el Pabellón Santiago Martín de La Laguna en septiembre del próximo año. Será el broche de oro a un esfuerzo conjunto, de administraciones, club y aficionados, que ha logrado poner a la Isla en lo más alto del panorama cestista nacional e internacional.

Con esta iniciativa, el nombre de la Isla se paseará por todo el país y redundará en más prestigio para uno de los destinos más reconocidos del país. El baloncesto tinerfeño está de enhorabuena. El trabajo bien hecho, el esfuerzo, la imaginación e incluso las inversiones siempre tienen su recompensa.

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