Confianza y expectativas son el binomio que necesita Canarias para consolidar su riqueza.

Si analizamos el informe de coyuntura económica presentado por CEOE-Tenerife, sobre el primer trimestre de 2019, observamos que los depósitos bancarios han subido en 2.178 millones de euros con respecto al año anterior y que los créditos vivos subieron 403 millones de un total de 35.534 millones de euros que representa el crédito vivo del conjunto del Archipiélago.

Podríamos interpretarlo como que las empresas y familias canarias ahorran más y se endeudan menos, lo cual parece más una medida de desconfianza que de inversión.

Por otro lado, 28.000 turistas extranjeros han dejado de venir a Canarias, mientras que han crecido los nacionales en 48.000 personas, que han permitido traer a las Islas, en forma de gasto turístico, la suma de 2.912 millones de euros y el número de afiliados a la Seguridad Social creció en 21.275 personas durante el primer trimestre de 2019.

Si la economía se ralentiza, pero sigue creciendo, ¿qué ocurre con la confianza de las familias y empresas canarias?

Tal vez se trata de una sensación de inseguridad percibida por los diferentes escenarios de la economía global y la falta de inversión pública estatal directa, así como la indirecta a través de Comunidad Autónoma, cabildos y ayuntamientos que siguen teniendo serias dificultades en que le aprueben los fondos necesarios para que la inversión pública haga brotar el empleo y la riqueza a corto plazo.

Es importante invertir los fondos públicos, pero no menos importante es invertirlos en el momento adecuado.

Y no olvidemos que el que impone condiciones o normas controla la situación.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria