Hemos vivido en los últimos años un conjunto de mejoras tecnológicas que han permitido incrementar la producción de alimentos, pero con menos agricultores, dando pie a la idea de que los alimentos surgen sin apenas campesinos. Esto viene generando cierto tipo de cuestiones preocupantes: excedentes de alimentos, campesinos sustituidos por máquinas, mejoras en las semillas y en la ganadería. Fertilizantes, herbicidas, etc.

Todo este sistema deja algunos interrogantes:

¿A dónde nos llevará el cambio climático? Empieza a ser preocupante el aumento del suelo deforestado que se usa para la agricultura y la ganadería. Valga como referencia el problema de la deforestación en los campos de soja desde Brasil a Argentina, no olvidemos que son los que cubren la mayor parte de la demanda de alimentos para algo más de siete mil millones de personas, incluidos los cereales para la alimentación del ganado.

¿Es bueno aplicar técnicas industriales a la producción de alimentos? En la industria cuantos más tornillos, más máquinas, más operarios. En el campo, tales leyes no se cumplen, tenemos que contar con la naturaleza y con los campesinos, capital humano limitado por el espacio natural y por la cultura. Un campesino no se fabrica en un torno. Los suelos cultivados y el agua no tienen una valoración adeudada, ni son ilimitados.

El campo y la robótica tienen dificultades, sobre todo cuando ignoramos el medio y la cultura del entorno, cosa de la que sabían mucho las generaciones pretéritas. Ahora nos encontramos pueblos sin vacas, parte de la ganadería es urbana, con alimentos importados. Vacas manantial, hasta 14000 litros por vaca al año. Qué decir de las mejoras en la producción de carne, huevos, cereales, etc. Más vacas en Las Palmas que en La Laguna o en Garafía.

Excedentes de alimentos, en muchos casos con apoyos locales, en otros, con espejismo de la supuesta modernidad, ahora con supuesta corrección (kilómetro 0, huella de carbono).

La cultura rural, lo conocimientos del medio están en crisis, tanto en la escuela como el pobre papel de la familia, ahora ahogado por agentes externos, las nuevas tecnologías, valga la referencia que Google, Facebook, Amazon y Microsoft invierten más capital que las cuatro petroleras más grandes del mundo, con un dominio de las ideas.

Las ideas locales, los conocimientos del medio, están en franca crisis. Nuestro campo está sin ideas, sin ilusiones, sin valores. Hemos de mirar para adentro por razones obvias.

¿Podemos mantener la agricultura y la ganadería mundial sin pesticidas y herbicidas? Lo que está ocurriendo con la peste porcina africana en Asia, o los problemas con el glifosato y la salud, son razones para otra política agraria en Canarias y en el mundo. Este nuevo brote se ha extendido en China en 8 meses, desde Mongolia a Vietnam y Camboya. En unos meses alcanza unos 80 millones de cerdos en China y altera la situación del mercado de proteínas del planeta.

En otro estado de cosas, la judicialización del uso del Roundup, por sus efectos para la salud, como producto supuestamente cancerígeno, según una sentencia de un tribunal de California de 27 de marzo de 2019 (con numerosos contenciosos en marcha), que condena a pagar a Monsanto 8 millones de dólares, por no advertir los posibles efectos perjudiciales para la salud y para la alimentación.

No olvidemos que los grandes exportadores de alimentos apenas tienen campesinos. Son grandes explotaciones llenas de maquinaria, fertilizantes y herbicidas, donde los activos agrarios en contadas ocasiones alcanza el 5%, es decir, campo sin campesinos.

La agricultura es mucho más que el solucionismo tecnológico. Como ponen de manifiesto las dos empresas de alta tecnología, Monsanto y Bayer, y los problemas añadidos, de posible dominio de la naturaleza y productivismo, con lectura cortoplacista. ¿Cuántos interrogantes se generarían si suprimimos los herbicidas?

En Canarias necesitamos una lectura de la cultura agraria, ¿está en vías de extinción? La salud de nuestro pueblo y la salud ambiental nos deben hacer reflexionar sobre el campo y los campesinos como productores de alimentos, proveedores de salud y conservadores ambientales.

La globalización es mucho más que internet, aquí y ahora, debemos mirar para lo local, para los que han domesticado las plantas contando con el medio. Plantas, cultura y naturaleza suman gran sabiduría local. Sembremos y cultivemos en nuestros jóvenes la incorporación de la sabiduría de antaño al medio, como un valor de futuro. Hagamos compatibles los aportes de la tecnología con los conocimientos locales.

*Exconsejero de Medioambiente del Cabildo de Tenerife