La cosa está que arde. Los mapas electorales generan un efecto magia con encuestas e intenciones de voto, pero que no nos engañen. España da más pluralidad de lo que da un mapa. La izquierda está intentando movilizar a sus votantes para evitar una abstención que no les conviene en absoluto. En Vox andan echando cuentas en las elecciones autonómicas a ver cuántos de sus votos vuelven al PP. El voto útil.

Y es que el El PP se juega mucho esta vez. Amigo, perder el poder territorial es muy duro. Es verdad que los resultados electorales no están escritos en piedra. Nada está escrito. El PP espera que un millón y medio de votos vuelvan a su saco. Pero los partidos, en general, cometen un error: considerar que los votos son suyos. Pues no, son de los electores. Y son los que deciden.

Parece que España es socialista, pero no está tan claro, y en algunas comunidades hay empates, entre ellas probablemente Canarias. Entre CC y PSOE. Pero ojo, el espacio ganador está en el centro. La elecciones se ganan desde el centro y créanme, los gallineros revueltos no son buena opción. Votan más los mayores y son más fieles que los jóvenes que son mucho más indecisos. En las generales hubo 700.000 abstenciones de enfadados que se quedaron en casa esperando a las autonómicas, y que ahora podrían ir a votar. Dos semanas por delante. No nos queda nada.