Ya comienza la campaña electoral de manera oficial con la tradicional pegada de carteles, aunque cada vez se pegan menos carteles. Míralos que guapos ellos y ellas. Sonrisas, poses guapas y dientes blancos. No vale la pena, porque a las dos horas llegan los del partido de al lado y empapelan la foto del anterior con los suyos. Es una majadería y pérdida de tiempo.

Vamos a tener dos semanas de ruleta rusa. Las encuestas (ya saben que las carga el diablo) dan un empate técnico entre CC y PSOE. Ya veremos. Y he visto a muchos gorgoritos por ahí extrapolando los resultados de las generales a las municipales y autonómicas. La ignorancia con patas es muy atrevida. Que poco saben de esto. En las autonómicas la gente vota a sus candidatos, a las personas y menos a los partidos. Pueblo chico, infierno grande. Los vecinos esconden sus votos y los cambian a última hora. No quieren que el de al lado sepa a quién votó. Votan a quien les resuelva su asunto. Y son pocos amigos de cambiar.

Básicamente lo que pase en la noche electoral no será lo fundamental, será lo que pase el día después. Los pactos. De hecho, los partidos ya están hablando entre ellos sin saber resultados. Los que ahora no hablan, hablarán. Los que hablan, dejarán de hablar. Ya me entienden. Dos semanas de guerra y luego se sonríen. Es política, amigos. Bienvenidos al circo.