¿Puede alguien que siempre se ha manifestado como militante socialista participar como orador invitado en el mitin de presentación del candidato de otro partido? Pues sí. Quizá no denote gran coherencia personal por parte del sujeto en cuestión, pero afortunadamente vivimos en un país en el que cualquiera es libre de hacer lo que se le antoje. Otra cosa es la reacción del partido afectado: ya saben que la historia a la que me refiero se produjo el pasado jueves, cuando Rafael Álvarez Gil, conocido socialista y uno de los asesores del Diputado del Común, decidió apoyar públicamente la presentación de la candidatura de Antonio Morales al Cabildo grancanario. Resulta que el partido al que se supone vinculado don Rafael tiene su propio candidato al Cabildo, Luis Ibarra, que ha intentado -incluso antes de que empiece la campaña electoral- distanciarse del actual acuerdo de gobierno entre Morales y Ángel Víctor Torres, descolgándose con declaraciones muy críticas sobre el caso Amurga. La candidatura de Morales parece lejos de obtener la mayoría absoluta en las elecciones insulares -hoy gobierna con el PSOE, tras la ruptura del acuerdo con Podemos- y la expectación por lo que pueda ocurrir es muy alta: Ibarra no parece interesado en reeditar el pacto con Nueva Canarias, que ha colocado a los socialistas en una posición muy subsidiaria, y parece dispuesto a montar una moción de censura contra Morales si logra los votos suficientes para hacerlo.

Quizá por eso, la intervención de Rafael Álvarez ha sentado a cuerno quemado en el que ha sido siempre su partido. Álvarez Gil fue colocado como asesor por Jerónimo Saavedra, cuando era Diputado del Común. Fue una etapa en la que el número de asesorías ocupadas por militantes socialistas o gente próxima a Saavedra, aumento hasta situarse en 17 personas, con tantos asesores como plantilla. El presupuesto del Diputado del Común es de dos millones y medio de euros, de los que unos 800.000 se destinan a personal de confianza, gabinete y asesores, que cobran cerca de 50.000 euros al año, y cesan -teóricamente- cuando cesa el Diputado del Común. No ocurrió así con Rafael Álvarez Gil, cuya continuidad fue exigida a Rafael Yanes por Ángel Víctor Torres, dentro de la cuota del PSOE.

El estreno de Rafael Álvarez como orador invitado en el mitin de la competencia, ha desatado las críticas al asesor. Ahora se hacen cruces recordando que el hombre compatibiliza su teórico trabajo en la Diputación del Común -que obliga a mantener un status de independencia política- con su participación en debates y tertulias de radio y televisión en horario de trabajo, sin tener compatibilidad para ello, y en las que la teórica neutralidad que se le exige, brilla por su ausencia. Dudo mucho que vayan a pedir su cese antes de las elecciones, quedaría más bien feo. Pero le recomiendo que se vaya buscando otro acomodo. Si Morales sigue en el Cabildo, a lo mejor lo tiene más fácil.