El trabajo, la entrega y el compromiso con Canarias de Ana Oramas no han caído en saco roto. Ha sido reconocido por los electores de nuestras islas, que hace solo unos días aumentaron la presencia de Canarias en el Congreso de los Diputados. Creo que aún no hemos reflexionado lo suficiente sobre la importancia de este hecho. Sobre la relevancia de que el pueblo de estas islas haya apostado por el crecimiento de la presencia política de los nacionalistas en el contexto de unas elecciones fuertemente polarizadas en torno a los grandes partidos estatales.

La incrementada fuerza electoral de Coalición Canaria, es un espaldarazo al trabajo de una diputada que ha puesto muy alta la bandera de esta tierra en el Parlamento español, que se ha enfrentado a ministros y altos cargos para reivindicar los derechos de su tierra. Y es la demostración, también, de que los ciudadanos de estas islas empiezan a ser conscientes de que necesitamos en Madrid una fuerza de obediencia canaria que no esté amordazada ni silenciada por la disciplina a una jerarquía centralista.

Durante los últimos años hemos asistido a un mismo teatro con diferentes actores.

La primera vez, el PP estaba en el Gobierno de Madrid y decidió recortar las inversiones en Canarias. Sacaron la tijera y empezaron a quitarnos dinero a mansalva. Tanto que hasta el Tribunal Supremo les ha condenado a devolvernos 900 millones que nos quitaron unilateralmente del convenio de carreteras. ¿Y qué hicieron los políticos del PP de Canarias? Pues defender a sus jefes en Madrid. Mientras en Canarias los nacionalistas y los socialistas ponían el grito en el cielo, los populares se pusieron a dar la cara por sus jerarcas diciendo que lo que pasaba es que no sabíamos gestionar el dinero que nos llegaba.

La segunda vez fue la misma obra de teatro, pero con los actores cambiados. El Gobierno de Madrid era del PSOE. Y los recortes empezaron a llegar en carreteras, en obras hidráulicas, en fondos para el empleo... ¿Y qué hicieron los políticos socialistas en Canarias? Pues defender a sus jefes. Los mismo que hicieron en su día los populares. Porque da igual quién esté en el Gobierno peninsular. Siempre que sea uno de esos grandes partidos que tienen su jefatura en Madrid, las delegaciones de las Islas se van a poner de su lado, tengan o no tengan razón.

A los grandes partidos peninsulares les preocupa que exista una gran fuerza nacionalista canaria. Por eso se ponen de acuerdo en que hay que acabar con el régimen de Coalición Canaria. Eso es lo que quieren todos. Por eso recortan los fondos, hacen trampas con los presupuestos, nos mandan las transferencias a última hora para que no se puedan ejecutar... Unos, en Madrid, nos aprietan el cuello y otros aquí, en Canarias, en el colmo del cinismo, nos acusan de que no hay suficientes recursos para los servicios públicos y las inversiones.

Canarias necesita dar un paso adelante. Los nacionalistas canarios y todos aquellos partidos que consideren que el interés de estas islas está por encima de sus carreras políticas debemos llegar a un gran acuerdo sobre lo que debemos defender: el Estatuto de Autonomía y la Ley de REF que protegen el futuro de nuestros hijos. Esas leyes que constituyen el acervo canario deben estar blindadas por el apoyo mayoritario de todos. Y en Madrid tendrán que ser conscientes de su obligado cumplimiento. Porque son tan sagradas como los fueros vascos.

El Gobierno de Canarias ha decidido estos días que en vez de pagar a los bancos va a destinar el dinero sobrante del año pasado a mejorar servicios públicos como la sanidad, la educación o la asistencia social. ¡Cómo será la servidumbre a sus jefes peninsulares que en el PSOE han criticado esta decisión en vez de aplaudirla sin condiciones! ¿Cómo se puede pensar que es mejor entregar el dinero a las banca que aplicarlo a mejorar los servicios públicos?

Hacer política recortando las inversiones y el gasto del Estado en Canarias es inaceptable e inmoral. Pero se ha hecho cuando Madrid lo ha estimado oportuno. Y no deberíamos permitirlo. Que Canarias tenga una presencia importante e independiente en el Parlamento español es el primer paso para que nuestra voz sea escuchada. El segundo es que tengamos una Canarias más fuerte y más comprometida en la defensa de sus intereses.

Tenerife es una isla que encabeza la creación de empleo y el desarrollo económico en el Archipiélago. Y nuestra provincia encabeza también la toma de conciencia de que debemos ser nosotros, con nuestra propia fuerza, los que defendamos el futuro de nuestra tierra y el de nuestros hijos. Porque cuando mayor fortaleza y poder político independiente tenga Canarias mayor será el respeto que se le tenga.