Hoy es el Día de Madre, y llevo días pensando qué poder escribir, quería hacer un artículo importante y significativo sobre lo que significa ser madre, pero no darían las palabras, ¡hay tantas cosas que decir! ¿Cómo empezar a hablar de una de las personas más importantes del mundo sin dejar nada atrás?

Las únicas palabras que sale de mis entrañas son un "lo siento", y lo siento porque solo al ser madre comprendo todo el amor que se siente por un hijo, de lo ingrato y duro que es ser madre, de la soledad que se siente y de todo el aprendizaje que aún está por venir. Me doy cuenta de cómo, todos los días, desde el momento que entra en tu vida ese nuevo ser, se instala en tu mente un nuevo programa, que lo único que tiene en mente es la proyección de la vida que tienes bajo tu responsabilidad. Al principio nos agobiamos mucho, nos preocupa que coma, que duerma, que gane peso y que vaya creciendo sano. En su cuna observamos si respira mientras duerme, vienen miedos e inseguridades sobre todo lo que oímos y vemos en diferentes medios. Nuestra duda constante desde ese momento es: ¿lo estamos haciendo bien?

Pasa el tiempo y nos preocupa su evolución, su salud, su educación, la elección de un colegio que lo ayude a crecer y a prepararse para la dura vida que le va a tocar vivir. Sí, la dura vida, y entonces vienen más miedos, más preocupaciones, más noches de insomnio? ¿Cuántas más habrá que pasar?... Ya sabemos la respuesta, ¿verdad? Cada etapa tendrá su problemática y como madres, y con nuestra propia experiencia, lo único que queremos es que lo sobrelleven lo mejor posible, dándoles los mejores consejos y, por Dios, ¡que nos hagan caso!, ¡cuánta frustración?!

Ser madre te hace ser consciente de que tú ya no eres la única persona que existe en este mundo y que ese ser lo ocupa todo, consciente e inconscientemente. Es fácil decirlo, y cuántas veces lo habremos oído, pero sentirlo, es muy diferente. Todo cambia cuando tienes un hijo. Es curioso cómo desde el momento que nace ocurre esa magia, sientes cuando tu ser se subdivide, a veces pienso que la depresión postparto en parte es, ese reajuste que hace tu cuerpo a nivel biológico y psicológico, creando esa nueva estructura dentro de ti, como parte de ti, para siempre.

Y digo lo siento, porque sólo cuando se es madre se entiende el amor incondicional, pero es duro saber que no es igual de bidireccional, porque como hijos, querremos mucho, pero tristemente, no queremos igual. Un amor biológicamente impuesto que se transforma a lo largo de la vida, con diferentes etapas y con muchos sentimientos que, como madres, debemos asumir. Para los hijos, en la infancia, los progenitores lo son todo, pero llega la adolescencia y se rompe ese cordón umbilical y les toca realizarse como seres independientes e individuales, ahora ya no existes para ellos, digas lo que digas y hagas lo que hagas lo tuyo no vale, se siente el rechazo. Ahora, a ellos, les toca dar importancia al grupo, es parte del proceso del crecimiento de su propio yo, les toca crecer y desarrollarse con las herramientas que les fueron proporcionadas y eso sólo se reconduce en la madurez, cuando viene el reencuentro y ven a los padres con otros ojos y otro amor.

¿Sabes? Me he dado cuenta de que ser madre es un lento camino en soledad. Soledad, sí, has leído bien. Soledad porque los problemas de los hijos te acompañan, las preocupaciones no te abandonan, porque ves donde falla e intentas como poder ayudarlos mejor. Piensas, piensas y piensas constantemente, no lo compartes, lo elaboras tú, te preocupas tú y te angustias tú. Claro que puedes hacer más cosas a la vez, gestionas y organizas tu casa, tu trabajo y tu trayectoria profesional, la agenda de la familia, la organización de las responsabilidades, etc., pero ahí sigue el pensamiento, que como un fantasma te acompaña cada instante. Una buena noticia de un hijo te llena de alegría, pero una mala? te hunde.

Ser madre te enseña a amar de forma incondicional, creo que es el amor más desinteresado que pueda existir, amas sin esperar que sea devuelto, simplemente quieres y entiendes cómo te quiere, a su manera. Luchas por esa persona y sólo le deseas lo mejor, y como apunte más excepcional, cuando un hijo te decepciona es a la única persona que perdonas generosamente y por la que jamás pierdes la esperanza.

Por todo esto, querida mamá, lo siento, porque no vi la dura tarea que es ser madre, además de ser mujer, ser esposa, y ser una trabajadora? Lo siento, porque no vi las frustraciones que originan la crianza, porque no vi cómo me querías, cómo sufrías, cómo vivías conmigo cada momento de mi vida, llorabas conmigo, reías conmigo y te preocupabas conmigo. Querida mamá, gracias, gracias y gracias? porque gracias a ti tengo el mejor ejemplo que podría haber tenido. Gracias porque indudablemente eres la mejor y, de verdad, sólo espero poder hacerlo tan bien cómo lo hiciste tú y que el resultado, ojalá sea como el tuyo.

Querida mamá, desde el corazón, ¡felicidades!

*Psicóloga y Terapeuta

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