Cuesta entender que en el mundo de las ideas, de la siembra y cultivo de la inteligencia, de los semilleros de la razón, del sentido común, de modelos económicos culturales en que las propuestas sociales propongan vías, caminos que siembran alternativas, que nos enriquezcan, sin embargo se ha convertido en un complejo mundo cargado de tensión por lo que ocurre, tanto por aspectos ambientales (agua, suelo, bosque, clima, uso y derroche de recursos) como sociales (separación de la población y la naturaleza, la salud y el medioambiente, territorios sin población, población amontonada en pocos núcleos urbanos, etc.).

La campaña electoral, como encuentro de propuestas que propongan nuevas alternativas, que argumenten y defiendan las que tenemos que funcionan, o posibles mejoras que nos permitan hacer una sociedad socialmente más justa y ambientalmente más sostenible, sin embargo, lo que nos presenta es un barrial, lo que se nos ha presentado es todo lo contrario de lo que entendemos que es la política, como debate de ideas, programa de propuestas claras y entendibles, con argumentos, con razones? Lo que han presentado -si exceptuamos a Pablo Iglesias-, es todo lo contrario de lo que entendemos como debate de ideas, ya que hasta los números, que son los que son (paro, puestos de trabajo, escuelas, centros de salud, distribución de la riqueza, etc.), en dicho debate, cada uno restó, dividió y multiplicó tales datos según sus intereses políticos, sin el menor respeto a los que seguíamos a los supuestos líderes de este país. Las palabras más abundantes eran: "mentiroso", "fraudulento", "guarda la cartera que te roba", "¿los títulos académicos los compraste o los robaste?", "enchufaste sin saber pegar un sello"? ¿Máster verdadero o falso?, chapotear en el barro.

En otro estado de cosas, figuras estrella de la política, señor Garrido cambiando la chaqueta en plena campaña electoral?

En los debates se olvidaron del territorio, de recursos naturales, del agua, del suelo, de la naturaleza. Tampoco trataron los problemas relacionados con las energías alternativas, se olvidaron de lo que ocurre al otro lado de los Pirineos, en una palabra, me fue un debate familiar, de patio de vecinos, olvidándose de temas económicos, basándose en la política impositiva sobre cómo recaudar y ahorrar en el gasto, con propuestas tan curiosas como recaudar menos y mejorar las pensiones y la sanidad, es decir, un mundo de sueños, en el que mantenemos o mejoramos el gasto público, sin gravar los impuestos, etc.

Debate pobre en aspectos sociales y ambientales, temas complejos como el agua y la energía los ignoran. No dedicaron unas líneas, ya que a los problemas de Santander y Lanzarote le aplicamos la misma receta. Aquí y ahora lo hemos vivido estos días con los compromisos olvidados. Parece que el modelo económico político que ignora y margina lo pequeño, distrayendo la energía y la pasividad de los políticos en grandes asuntos (impuestos, corrupción). La política como algo de buenos y malos, de blanco y negro, de rojos y azules, olvidando las pequeñas cosas, los pueblos, las aldeas, la producción local, la gestión de los recursos, naturaleza, paisanos y paisaje. El medio ambiente, el cambio climático, es mucho más que declaraciones bonitas de la alta política, de recetas mágicas. De leyes que hacemos en Bruselas, Madrid o el Parlamento de Canarias, que codifican y burocratizan cómo construir un gallinero o cómo sacrificar un conejo o un cochino, o si bien un campesino puede colaborar con el vecino para vendimiar (el llamado troca-peón), sin tener que esconderse de los inspectores de trabajo; qué decir de un jubilado o un parado para vender un saco de papas al vecino y que tenga que declararlo en Hacienda mirando si comete un fraude.

Los macrodebates empobrecen la política, ya que dominan las descalificaciones, devaluando la vida política, ya que los alegatos con los datos ponen en tela de juicio la información. Las referencias que manejamos con los números, ya que descalificamos los estudios que, según quien los leyera, las cifras, las estadísticas, los datos sobre empleo, rendimientos, ocupación, trabajo para parados de larga o corta duración, bailaban al antojo de los intervinientes. Pero lo que es peor, la economía iba bien o mal dependiendo básicamente de lo que haga la administración en Madrid. El factor trabajo, esfuerzo, compromiso social, mayor o menos burocracia, voluntad, aptitud de nuestra gente con el trabajo, con lo local, con la demanda de lo nuestro o mirar para fuera. Las cosas van mal porque el otro es un incompetente y no trabaja.

La política no puede ser algo separado, alejado del territorio y de su gente.

* Concejal de Barlovento