Mañana 2 de mayo se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Bullying o el Acoso Escolar, y ya que hace justo una semana presenté mi libro Psico-Cartas, aprovecho para continuar con ese formato y dirigir mi columna, a modo de carta, a quienes puedan sentirse así.

"Querido niño, niña, o adolescente, quizás muchas veces sueñas con pertenecer a ese grupo de personas que va a clase y disfruta de manera relajada de sus relaciones sociales. Quizás pagarías lo que fuera por disfrutar de todas esas actividades extraescolares, excursiones, visitas, clases de educación física y demás, en lugar de poner excusas para no asistir y poder así evitar ser la diana de risas, burlas, desprecios, aislamiento, y en muchos casos golpes por parte de un grupo de personas que la única manera que han aprendido en la vida para hacerse respetar o destacar, es mostrando lo violentos que pueden llegar a ser con otros. Personas con falta de sensibilidad, insolidaridad y por supuesto, con falta de empatía.

En un principio, ante las primeras burlas, imagino que habrás pensado que era mejor callar y así se aburrirían. Seguramente pensaste que era mejor hacer como si nada pasase y aguantar. Pero pasa el tiempo, y todo sigue igual aunque ahora son más los niños que se han sumado a este supuesto juego. A esta supuesta diversión que te hace de todo menos gracia. Seguramente vivas esta situación en silencio por evitar juicios de valor como: ¿Por qué no te defiendes? Eso te pasa porque eres débil. Habrás llegado a familiarizarte con sensaciones y emociones como la indefensión, el rechazo y el miedo, lo que conlleva a confiar cada vez menos en ti y a que no estés lo suficiente motivado ni concentrado como para mantener tu rendimiento en todo lo que haces. Estoy convencida de que en numerosas ocasiones te habrás preguntado ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué he hecho yo? La respuesta es que no has hecho absolutamente nada. El problema no está en ti. El problema está en ellos.

1. Es normal todo lo que sientes. Tristeza, angustia, culpa, miedo. Estás viviendo una situación muy injusta.

2. Rompe el silencio. Son muchísimas las personas que pueden ayudarte frente a esas personas que esconden sus inseguridades y complejos detrás de conductas violentas para no mostrar su vulnerabilidad. Quizás muchos no han aprendido a ser de otra manera y también son víctimas de un aprendizaje destructivo. Pero lo que está claro es que ni ese es tu problema, ni la violencia es justificable.

3. Como seres humanos debemos marcar unos límites respecto a los demás. Unos límites que no se pueden traspasar ni en casa ni fuera de ella. Por este motivo es importante que desde pequeños aprendamos a decir no, a decir lo que nos hace sentir mal y, sobre todo, a juntarnos con quien nos hace sentir bien y nos acepta, en lugar de empeñarnos en pertenecer al grupo más popular. Si crees que en la situación en la que te encuentras ahora mismo es tarde para poner límites, no dejes de pedir ayuda a los adultos de tu entorno. A tu familia, profesores? Lo importante es frenar el acoso y que quien lleva a cabo actos violentos aprenda que sus acciones tienen consecuencias para que así, modifique su conducta.

4. Mientras todo se soluciona, protégete con tu escudo imaginario. Piensa que no se meten contigo porque tengan nada especial contra ti. Tú no eres el problema. Tú no eres raro. Tú no has hecho nada que justifique lo que hacen. Si no estuvieras tú, le estarían diciendo exactamente lo mismo a otra persona. Respira hondo y lo que digan, que rebote en tu escudo. Y si es violencia física, te diría que intentaras ir acompañado, comunicado y evitando ciertos entornos, pero en ningún momento te sientas mal o culpable si estando en una situación de riesgo, se te escapa algún golpe con el fin de salir huyendo. Tú no has sido violento. Simplemente te has defendido de la manera que has podido en ese momento incluso, para salvar tu vida. Que no veas la salida no quiere decir que no exista. Pide ayuda y te ayudarán a encontrarla".

No solo debemos educar a favor del respeto, igualdad, educación, tolerancia y contra cualquier tipo de violencia. Además debemos enseñarles a no optar por el silencio cuando somos testigos de este tipo de conductas. No defender a un compañero y acallar la situación, también implica formar parte del juego del acoso escolar y fortalecer la posición de poder del agresor.

www.tamaradelarosapsicologa.es