El Gobierno de Canarias ha decidido tirarse al monte y pasarse los difusos principios de estabilidad presupuestaria por donde la espalda pierde su honesto nombre. Los trescientos millones del superávit del año pasado se van a dedicar a gasto en sanidad, en educación o en servicios sociales en las Islas.

Canarias fue una de las pocas comunidades del Estado ?junto con Galicia, País Vasco y Navarra? en donde en el 2018 se ingresó más dinero del que se gastó. En el resto de los territorios y en la propia Administración central estatal se siguió engordando el enorme agujero público con gastos que superaron ampliamente los ingresos fiscales. Y eso a pesar de las diferentes disposiciones que establecen límites al gasto público. La gran mayoría no hizo ni puñetero caso. Ni siquiera el propio Gobierno de España, que es como si el guardia de tráfico fuese el primero en incumplir el código de la circulación.

El procedimiento establece que el dinero del superávit vaya destinado a pagar deuda pública. Tenemos tanta que acongoja. En teoría, si todas las comunidades redujeran sus gastos y aumentaran sus ingresos, con el dinero que sobra iríamos dando de baja parte de esa mastodóntica deuda cuyos intereses nos comen por las patas. Pero eso tendría sentido si el sacrificio lo hiciera todo el mundo. Si lo hacen solo tres comunidades y el resto sigue como si nada, lo que ha ocurrido es que hay tres gobiernos autonómicos que han hecho el imbécil. Que es lo que hizo el Gobierno canario cuando decidió cumplir con las instrucciones de Madrid acumulando trescientos millones no gastados el año pasado. (En realidad tampoco hubo manera de gastarlos: porque unos millones llegaron muy tarde y porque la recaudación del IGIC ?bendito turismo? se nos puso por las nubes). Cumplimos ¿Y cuál es el premio para los que cumplen? Absolutamente ninguno. Pierdes el dinero, porque se lo tienes que dar a los bancos. Y te quedas con cara de haber hecho el tolete.

¿Qué ha ocurrido ahora? ¿Por qué el Gobierno canario, al que hasta hoy se le iba la fuerza por la boca, se ha liado la manta a la cabeza? Pues porque Madrid se pasó tres pueblos y los ha cabreado de verdad. Lo que ha provocado esta salida de pata de banco es que además de haber hecho el panoli dejando de gastar trescientos millones pa nada, le quieren encajar a la fuerza otros casi quinientos millones que se tendrían que haber invertido en carreteras canarias. En esas en las que miles de canarios hacen cola tras cola, día tras día. Y esa última jugada ha sido la gota que ha rebosado el vaso de la mala leche.

Admitamos que España no va a sobrevivir si las comunidades autónomas no cumplen las reglas. Pero aquí todo el mundo va a su bola. Unos quieren la independencia y otros gastan lo que no tienen. No me parece mal que dejemos de ser el único idiota de la cena de los idiotas.