Una de las sorpresas de las elecciones es el triunfo de Coalición Canaria en Tenerife, donde obtuvo dos diputados y 90 mil votos, cuarenta mil más que en las últimas generales. Las razones de estos contundentes resultados son dos: el derrumbe del PP, que cedió electorado, y sobre todo el llamado efecto Oramas. La imagen de la combativa diputada tinerfeña ha arrastrado buena parte de las simpatías de muchos votantes que apostaron por tener en el Congreso los diputados de obediencia canaria que ella defendía. Es posible que también haya colaborado la torpeza con la que el Gobierno central ha ventilado algunos asuntos económicos con las Islas en los últimos meses. Pero el PSOE no ha pagado esa factura en carne propia, porque también ha mejorado sus resultados. Lo que nos viene a decir que nos encaminamos hacia unas elecciones canarias en donde se va a ventilar un duelo de titanes entre nacionalistas y socialistas.