Éxito, ¿cuál es el secreto? Me apasiona esa cita que dice que "El éxito es un estilo de vida"; qué bonito, ¿verdad? Qué entusiasta y qué motivador saber que en cada minuto de nuestra vida, en cada detalle de lo que hacemos se esta construyendo nuestro éxito. Sabemos que las personas de éxito profesional y personal han recorrido un largo camino de detalles, impregnándolo en cada una de sus acciones, ni qué decir en el ámbito político. Ese liderazgo político nos da a diario infinidad de ocasiones para demostrar y hacer visible nuestro estilo propio. Nuestro despliegue está cargado de grandes sensaciones, de emociones que desprendemos, de detalles que hablan de ti, y que te conducen por un camino siempre elegido.

Debates, ¿decisivos? Debates preparados, ensayados, entrenados, medidos? y ¡ay!, ¿cómo se nos pudo escapar esto? Es lo que se suele oír en aquellas reuniones de equipo del post debate, en el feedback. Hay cosas tan básicas que te preguntas ¿cómo es que nadie lo ve? Forma parte del trabajo de los asesores potenciar determinados despliegues que reflejen lo mejor del candidato, potenciar su gestión emocional, medir la manifestación de sus rasgos de carácter, gestos, control fuera del punto de mira de las cámaras? Son los pequeños detalles y tienen tanto peso que pueden quitarle valor a cualquier buen resultado previo, preparado y diseñado con esmero.

La ciudadanía percibe todo, siente todo, vive todo, interioriza, se pregunta y grita, como me decía uno de los mejores comunicadores políticos que ha tenido la historia: "El voto es un grito. El mundo está lleno de buena gente que hace lo que puede para salir adelante".

El Debate Decisivo no terminó en el momento del último turno de palabra; es ahí cuando se inicia otro debate, cuando observamos la esencia de cada candidato, su despliegue real, no articulado. Su ausencia o no de ternura, su empatía, su sosiego. Sus valores, desnudos, en esencia?

Ego. Todo el mundo habla de egos, ¿frivolizamos? El ego es una construcción mental de quién eres, a partir de tus creencias y experiencias. El ego esta ahí, es necesario, tan necesario como la soledad; pero el secreto está en el espacio que le dejamos. Cuando perdemos el equilibrio entre nuestra esencia y nuestro ego, dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en algo que ni siquiera nos gusta, y sólo somos capaces de valorarlo cuando perdemos un poquito de él. El ego nos hace entrar en una realidad artificial en la que sólo nosotros nos entendemos, esa caja mágica desde donde empezamos a tomar decisiones alejadas de otras realidades, donde cada decisión que tomamos está cada vez más alejada de nuestra esencia, de nuestros valores iniciales, perdemos la conexión con las personas y tendemos a sentirnos cómodos con un equipo que nos blinda?

Aniquilemos espacios para el ego, vivamos nuestra realidad, independientemente del tiempo que llevemos en nuestro liderazgo empresarial o político, charlemos regularmente con nuestros amigos de siempre, dediquemos tiempo a nuestra familia, vayamos al cine con nuestros hijos, acompañémoslos a un cumple; tómate ese café donde siempre, habla, ríete, normaliza el día a día, hablemos con nuestros padres. Para mí, mi padre sigue siendo la persona que "me hace un pequeño agujero en la nube para que me caiga y tome conciencia", me aterriza. Todos tenemos nuestro faro, vayamos a él para poder seguir encontrándonos, gustándonos para lograr gustar. Para seducirnos y poder seducir en el despliegue de nuestro liderazgo.

No hay derrotas, no hay victorias. Hay éxito, hay proyecto, no hay derrotas, no hay victorias. Hay gobierno, porque hoy ya no es suficiente con ganar unas elecciones, quizás quedando en un segundo o tercer lugar en votos o escaños podremos gobernar, ya lo hemos visto en otras ocasiones. Ese es el reto hoy, el gobierno.

Para mí, el objetivo del Gobierno es más ambicioso que el de la victoria, es un reto mayor, es el reto de la responsabilidad. Un gran desafío que puede con cualquier equipo de campaña, cualquier búnker con bajos dotes de motivación se levanta para un objetivo de gobierno.

Me encantaría sustituir los discursos de derrotas por los discursos de oportunidad; evitemos hablar de buenas o malas campañas, ni siquiera de buenos o malos candidatos. No es justo, me encanta y nos merecemos hablar de responsabilidades y voluntades.

Me gusta una frase de John F. Kennedy que dice "Necesitamos personas que puedan soñar con cosas que nunca han pasado". Atrévete a soñar?

*Psicóloga. Coach Político. CEO ETIK

@EtikMaite www.etikpolitica.es