¿Conoces estos efectos? Pues absolutamente todos somos víctimas de estos espejismos mentales.

Estos efectos son fenómenos psicológicos de gran influencia en nuestras relaciones sociales. La característica más dominante de una persona, ya sea positiva o negativa, afecta a la forma en que percibes el resto de sus atributos. Tu mente construye una imagen sobre el otro sin conocerle, tan sólo por su rasgo más llamativo.

El Efecto Halo y Diablo son dos caras de la misma moneda. Cuando la característica relevante a partir de la que generalizamos el resto de sus aspectos es positiva, nos referimos al Efecto Halo. El caso contrario, sería el Efecto Diablo. Ambos efectos se manifiestan muy habitualmente en nuestra vida. Por ejemplo, a una persona que llama la atención por su belleza física le atribuimos automáticamente otra serie de características positivas sin haber comprobado si realmente las tiene o no, como por ejemplo, que se trata de una persona inteligente, seductora, agradable, con una personalidad más deseable y con mayores habilidades. Por el contrario, cuando vemos a una persona que nos resulta no agraciado físicamente, solemos atribuirle adjetivos tipo aburrido, tímido o introvertido.

Con el Efecto Halo emitimos juicios de valor sobre otras personas sin conocerlas. Lo cierto es que no buscamos etiquetar a la ligera a nadie. Lo hacemos a nivel inconsciente porque nuestro cerebro, que es muy curioso, necesita hacerse una rápida idea sobre aquello que le rodea. De ahí que le baste con una sola característica para hacerse una idea general sobre alguien (a menudo poco acertada). Este efecto puede provocarnos decepciones sobre lo que pensábamos respecto a otras personas, ya que interfiere en las expectativas que tenemos sobre ellas.

También estos efectos juegan un papel importante en las entrevistas de trabajo. El Efecto Halo y Diablo son los causantes de la típica expresión la primera impresión es la que cuenta. Los primeros atributos que observas en alguien influyen en tu valoración global. El que un entrevistador interprete un rasgo dominante tuyo como positivo o negativo puede afectar a la totalidad de la evaluación y así beneficiarte o perjudicarte. Un claro ejemplo es cuando una persona perfectamente preparada para un determinado puesto de trabajo acude a la entrevista mal vestido o con aspecto desaliñado. Seguramente esta persona será prejuzgada como alguien no idóneo solo por su aspecto externo. ¡Y es que es así!, la primera impresión cuenta, aunque a veces pueda resultar poco justo. Pero sabiéndolo, debemos aprender a gestionarlo e intentar acentuar nuestros puntos fuertes sin caer en la ostentación. El Efecto Halo es una de los errores más comunes cometidos en las entrevistas de trabajo.

No son efectos fáciles de evitar pero a la vez, para no llevarnos desilusiones, debemos asegurarnos que, las expectativas que nos creemos de los demás estén basadas en hechos fundamentados.

La mejor forma de confirmar si estamos valorando a alguien a partir de un solo aspecto concreto es preguntándonos: ¿pensaríamos lo mismo de este rasgo en concreto si se tratara de otra persona?

Debemos vencer esa tendencia a simplificar las cosas a partir de una cualidad aislada cuando lo que nos falta es información. Esforzarnos en tener elementos de juicio suficientes, para que nuestro criterio no esté hecho de conjeturas sino de certezas, es la mejor opción.

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