La Laguna es una ciudad poliédrica, de múltiples caras; enraizada en su historia, se nutre de su condición agraria tradicional y de la modernidad asociada a su universidad, la ciencia y la cultura. Historia, tradición y cultura forman parte esencial, pues, de la idiosincrasia lagunera, no en balde instituciones nacidas del impulso ciudadano son parte insoslayable de su identidad y tienen sus sedes en la ciudad histórica, como la bicentenaria Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y otras, centenarias ya, como el Orfeón La Paz o el Ateneo. En pocos años, también cumplirá el siglo de existencia el Instituto de Estudios Canarios.

Precisamente, el Orfeón La Paz debe su origen a la afición a la música coral y al bel canto enraizada en el municipio, lo mismo que lo está nuestra música folclórica o las corrientes musicales más modernas de cada momento. Múltiples son los ejemplos que podríamos citar, de los que sólo mencionaremos los elementos más señeros para no caer en enumeraciones tediosas.

Es por esta inveterada afición musical que La Laguna acoge entre sus hijos a cantantes operísticos tan reputados internacionalmente como Celso Albelo, Jorge de León o Candelaria González, que se han formado en contacto también con nuestra música más popular, siempre presente en nuestras festividades y que también ha alcanzado proyección más allá de nuestras fronteras de la mano de Los Sabandeños, grupo con más de cincuenta años de actividad continuada. Todos ellos forman parte, sin lugar a dudas, del patrimonio lagunero en tanto que, con otros no menos importantes artistas de diversas disciplinas, han sido el eco en el que ha resonado por el mundo el nombre de La Laguna y de Canarias, los que han dado proyección global a nuestra tierra como cuna de destacadas manifestaciones culturales.

También ha sido importante soporte para esta vocación musical de nuestra ciudad su universidad. De ella han surgido agrupaciones corales también premiadas fuera de nuestras islas. O la Agrupación Folclórica Universitaria, dirigida durante trece años por nuestro convecino Benito Cabrera, uno de los grandes dignificadores de nuestro tradicional timple como instrumento musical. Es innegable la gran labor de la Universidad de La Laguna uniendo a sus estudiantes, procedentes de toda Canarias, en torno a esta actividad.

Y sería injusto no mencionar que, gracias a esa presencia numerosa de la juventud en nuestro municipio, han surgido en cada momento grupos musicales de rock, con sus múltiples variantes, que han dado presencia a los movimientos alternativos más vanguardistas de cada etapa.

No es de extrañar, entonces, que los laguneros y laguneras llenen la plaza del Cristo o la catedral cuando la Orquesta Sinfónica de Tenerife ofrece su exquisito repertorio clásico o que tantas parrandas respondan a la llamada de nuestras romerías para amenizarlas con la música tradicional canaria. Nietzsche no se equivocaba al afirmar que, sin música, la vida sería un error.

Todas estas razones son sobrados avales para que nuestro teatro Leal acogiera, nuevamente, los Premios Canarios de la Música, organizados por la Asociación Profesional de Compositores del País Canario y Canarias Radio en esta su segunda edición. El acto, salpicado de actuaciones de múltiples artistas, fue un éxito de público y, durante el mismo, fueron reconocidos los meritorios trabajos de los músicos canarios en distintas modalidades. Al encuentro asistí, como alcalde, en la honrosa tarea de representar a todos los vecinos y vecinas para darles la bienvenida a La Laguna y arropar a nuestros artistas, pero también para disfrute del aficionado a la música que soy.

*Alcalde de San Cristóbal de La Laguna