He dejado por un tiempo Madrid por Berlín para tratar de huir de la insoportable intoxicación de nuestra prensa de derechas, abiertamente tóxica, sobre todo en este período de crispación electoral.

Aunque con la desagradable consecuencia personal de no poder votar por no haberme llegado a tiempo las papeletas para el voto por correo, como me temo que a muchos de mis compatriotas que viven fuera.

No conozco, al menos en la parte del mundo donde he ejercido de corresponsal, una prensa más descaradamente partidista y burdamente manipuladora que ciertos diarios que se publican en la Villa y Corte.

A la crispación que se respira en el ambiente político de este país han contribuido -preciso es reconocerlo- los irresponsables independentistas catalanes, que deben de pensar que cuanto peor, mejor para su causa. Pero ello no justifica la manipulación informativa de esos medios.

He espigado sólo algunos titulares de un diario madrileño que reconozco no leer habitualmente para ilustrar lo que digo: Los presos golpistas brindan apoyo a Sánchez, anunciaba el pasado domingo en portada.

Y después, distintos comentaristas o informadores remachaban: El golpismo elige a Sánchez. Sánchez y su tropa separatista, Casado denuncia un pacto para indultar a los golpistas. Abascal triunfa en su tierra.

Si esto es periodismo mínimamente objetivo o independiente, como aquel sobre el que tanto se teoriza en nuestras facultades de Periodismo, ¡que venga Dios y lo vea!

La prensa más conservadora, en especial la madrileña, parece que opina en todas sus páginas, y no sólo ya en los comentarios de sus colaboradores habituales, sino incluso en los pies de foto, que parecen muchas veces editoriales.

Por no hablar de esas tertulias radiofónicas o televisivas que parecen espectáculos circenses en las que los participantes hablan con el mayor desparpajo y acusan sin ton ni son a quienes no son de su cuerda ideológica.

O de esas supuestas entrevistas, incluidas algunas emitidas por los canales públicos, en las que el pusilánime entrevistador deja que el político suelte las mayores barbaridades mentiras sin interrumpirle cada vez que haga falta para que pruebe sus aseveraciones.

He decidido cambiar por algún tiempo el Manzanares por el Spree porque necesito respirar aire fuera. Sinceramente, no aguanto más esas continuas referencias de nuestra triple derecha -que nada tiene ya de centro- a esos supuestos traidores que sólo quieren romper España.